Archivos para enero, 2019

Jazz sobre el marjal

Publicado: enero 31, 2019 en Uncategorized

Mis lecturas de cappodano se centraron en un libro de jazz de Ted Gioia, gran libro que sistematiza con buena pluma el recorrido e historia del jazz. Y, paralelamente, también leía un capítulo del texto de Eric Hobsbwan de la gente poco corriente sobre personas relacionadas con esta música de márgenes; lo leía en plena medina de Marrakech. Confieso que mi acercamiento al jazz desde la universidad fue siempre intuitivo, de canciones y de cantantes. Uno de los primeros patas en mencionar a jazzman y jazzwoman fue Alfonso Castro, el Txolo, en un viejo café de Lince donde discutíamos diferentes temas e inolvidables tertulias de esos años bajo el asedio asesino de Sendero Luminoso y la arbitraria violencia estatal. Allí hablábamos de Billy Holiday, Louis Armstrong, Dizzy Gillespie, John Coltrane, Art Pepper, Stan Getz entre otros que mi memoria no retiene. Al mismo tiempo en esos años verdes, había una radio adulto- contemporánea, era la coletilla que recitaba, donde también se escuchaba jazz en ese páramo llamado Lima o la bahía de Lima, como refería el Txolo. También me nutría del jazz de la misma literatura como las citas de Cortázar y de su famoso cuento sobre Charlie Parker. En esa misma época recuerdo un festival de jazz promocionado por Manongo Mujica en Lima, asistí un par de veces. Ante las notas de jazz mi cuerpo y mente existe empatía plena. Evoco casi sin querer en mi imaginación salas donde se tocaba jazz. La trompeta de Miles Davis – Sketches of Spain o Kind of Blue, que me transmite vitalidad, búsqueda constante de lo nuevo, de ir contra lo establecido. Para mí eso era y es el jazz. Uno de mis sueños, incumplidos por cierto, era escuchar a una orquesta de jazz en Isla Grande, claro, nunca se cumplió. Supe por un correo que había un grupo de música relacionado con la Alianza Francesa que tenía algunos conciertos de jazz, no sé si todavía persisten en el intento, ojala. El jazz ha inspirado e impulsado todo tipo de música como el rock and roll, la música pop, y como no, también la cumbia. Le comentaba a uno de mis sobrinos que si fuera músico trataría de fusionar el jazz con la cumbia. Aunque les parezca extraño tienen muchos puntos en común. Es cuestión de ponerse a ello. La guitarra de los Wemblers se presta para esa fusión ¿habrá algún músico audaz? El libro de Gioia abre muchas puertas, me hizo entender mejor a Wynton Marsalis, a Coltrane, al jazz para escucharlo sobre la hierba.

P.D. Escuchen a Bud Powell en “Un poco loco”, no se arrepentirán.

https://elpais.com/elpais/2019/01/14/eps/1547463181_128900.html?id_externo_rsoc=FB_CC

Contra el despropósito

Publicado: enero 29, 2019 en Uncategorized

La relación de Isla Grande con la memoria histórica y urbana no ha sido fácil. Los habitantes de esta ínsula extraña en el bosque tienen memoria corta y de olvido. Recuerdo que a través de intensas persuasiones se llegó a declarar el centro o la almendra de la ciudad como zona monumental, es decir, que en esa área existen bienes culturales que tienen protección legal. No era baladí la declaración jurídica, era para preservar un momento histórico determinado de la vida de la ciudad. Esos bienes culturales son, por ejemplo, la arquitectura que se vivió en una determinada época que por razones históricas y de belleza del entorno, y en lo posible, esta debe ser inalterada, al menos, por las manos de los humanos. Pero esta declaración de zona monumental ha sido un incordio para la población que vive en esa zona. En una mala interpretación del concepto de propiedad (y de cierto alpinchismo, muy amazónico, por cierto) han hecho uso y disfrute de la propiedad diciendo: “es mi propiedad y hago lo que me sale de la punta de los pies. El resto me importa una guaba”. Uno de los usos y disfrute de la propiedad tiene que ver con el ámbito social sociales. Como propietario no puedo comportarme al margen de los vecinos o de lo que disponga la autoridad y la ley. Hay límites. Dentro de esos límites del uso de la propiedad está, justamente, la declaración legal de zona monumental. Es decir, sí necesito construir tal o cual casa o edificio, necesito como imperativo legal, el permiso de la autoridad competente. De no hacerlo, me trae consecuencias jurídicas. Por ejemplo, sí he construido en la zona monumental sin cumplir con las disposiciones de esta la pueden destruir y, sin obviar, la consecuente multa. Aquí en Madrid vivo en la almendra de esta ciudad. He visto construcciones nuevas levantarse una tras otra y las construcciones, por lo general, cumplen con las disposiciones de respetar el entorno arquitectónico de la zona. Así de claro. Pero en Isla Grande nuestra cultura legal es muy débil por eso se vale de las interpretaciones perniciosas. Así al mirar el diario Pro y Contra me encuentro con la ingrata y horrísona imagen que entre las calles Nauta con Fitzcarrald han construido una mole espantosa de color negro que es un insulto agravado a la estética, una grave lesión a la declaración de zona monumental, y por qué no, una afrenta a la razón. Sí queremos a nuestra ciudad que tanto nos llenamos la boca, hay que movilizarnos por este atropello urbano. Pidamos a la autoridad competente actué con todo el peso de la ley. O en su caso, el propietario se retracte y cumple con las disposiciones legales. No podemos permitir tamaño despropósito.

https://www.eldiario.es/cultura/libros/espanoles-lee-libros_0_859864591.html

Caminata

Publicado: enero 27, 2019 en Uncategorized

Este fin de año fui a pasear por la orilla del río Manzanares con sol y buen clima. También llevaba una novela en formato de libro de bolsillo. Fue una caminata redonda. Realmente estimulante. Hace tiempo que no había tenido una caminata tan productiva. Andaba junto al río que ha recibido puyazos desde antaño. El más citado el que dice que es un aprendiz de río, atribuido al bardo Francisco de Quevedo. De tanto citar esos versos de mala leche algunos se lo han creído. Pero este afluente del Duero ha sufrido los embates de la mano humana. Le han reconducido el cauce varias veces, aquí antes era la zona del los lavaderos de Madrid que no era poca cosa para una ciudad, me remito a las fotos de esa época. La gestión anterior del Ayuntamiento, bajo el timón de “La dama del Amazonas”- título nobiliario que le atribuyó un nefasto político del marjal a la primera concejal de Madrid, dejó que el río desprendiera un notorio y desagradable olor a desagüe. No era de buen gusto acercarse al río. La presente gestión municipal en una alianza con una ONG le ha dado un giro copernicano a lo que se venía haciendo. El río no desprende ese nauseabundo olor, y como reza en uno de los paneles informativos, han renaturalizado al río. Gracias a esa intervención se puede ver vegetación natural en las orillas, el agua fluye y no está retenida como antes, y hay una buena y diversa presencia de aves. A lo largo del camino vas disparando con la cámara fotográfica a diferentes ejemplares de aves. Mientras miraba los pájaros que iban de rama en rama repujaba en mi pizarra en el aire una relación de propósitos para este año. Sobre todo en lecturas que he ido postergando y no sé por qué razones he huido de ellas. He encontrado que son falsas excusas y me voy a adentrar a ellas. No son libros solo de literatura. Hay libros de filosofía, política, sociología, derecho entre otros. La visita a las orillas del río Manzanares ha sido estimulante, una caminata te da tranquilidad al espíritu.

Marrakech (III)

Publicado: enero 24, 2019 en Uncategorized

El desayuno en la Riad era muy frugal, sobre todo los panecillos locales que los devoraba con las mermeladas que ofrecían y un excelente café. Así con esas energías consumidas esta vez nos adentramos a la ciudad por nuestra cuenta – un viajero argentino que estaba en la Riad con su mujer nos sugirieron una guía local que lo miró por internet y uno le daba una propina, pero preferíamos ir a nuestro aire. La prioridad era visitar el barrio de la Mellah, el barrio judío y el cementerio, el resto me parecía accesorio pero sin perder los detalles del contexto. En verdad, los mapas explicaban mal y nos perdimos para llegar al barrio judío. Muchas de las personas a quienes preguntábamos nos daban la información a medias así que no fue fácil llegar. Atravesamos la Medina y nada. Al final no dimos ni con el barrio ni el cementerio. Así casi en nuestra desesperación alquilamos un motocarro que nos paseó por toda la ciudad para dejarnos a unas calles del punto de donde estábamos. Así pudimos dar con el cementerio judío que lo han rehabilitado. No es pequeño como el cementerio de Isla Grande, este es tres a cuatro veces más grande. En la entrada hay una larga lista de personas que estuvieron por allí. Así nos podíamos topar con algunos apellidos que también sonaban en la floresta como: Coriat, Pinto, Edery, Cohen, Abécassis entre otros. En las tumbas se veían unas piedras que posaban sobre ellas como hace F cuando visita el sepulcro de Antonio. En medio de ese silencio se podía observar a una persona rezando libro en mano en una tumba. Había mucho silencio. En medio de esa mudez del paisaje irrumpieron unos judíos ortodoxos con sus indumentarias clásicas de negro, largas barbas, sombrero y los cabellos de tirabuzones, nos recordó a los protagonistas de la serie Shtisel. Iban también a visitar a algún ancestro, seguro. Nos dijeron que había una sinagoga pero nunca pudimos verla, los parroquianos nos daban informaciones contradictorias, algunos con mala fe, y direcciones equivocadas. Estábamos pagando piso por nuestras trazas de turistas despistados. Así sin querer llegamos al barrio de los curtidores donde exponían las pieles y donde volvimos a pagar una propina obtenida con ciertos ardides, situaciones de muchos viajes que nos hizo refunfuñar pero creo que es consecuencia el pervertido, abrumador e incontrolado turismo. Luego de pasear plazas y comercios volvimos a la Riad muy cansados de tanta caminata. Esta vez en la cena el tayín fue de pescado, igualmente de agradable. Le da un sabor a la comida muy peculiar amén de los aliños hechos con gran criterio. Mientras repaso mis apuntes en la habitación del hotel saboreo el rico té que nos oferta Luc. Al día siguiente nos volvemos a Madrid. Será solo un hasta luego.

https://www.eldiario.es/zonacritica/Novias-muerte-esposas-espanoles_6_845925434.html

Marrakech (II)

Publicado: enero 22, 2019 en Uncategorized

Para el final del primer día de la estancia estaba previsto ir a un hamman- baños para la limpieza del cuerpo y masajes. Mi cuerpo lo pedía a gritos. Habíamos tenido una experiencia previa en Estambul donde fuimos a un clásico baño turco. Fue muy bueno pero quienes nos daban los masajes parecían unos entrenados gladiadores sobre nuestros cuerpos. Fue una grata experiencia pero demoledora. Con ese expertise nos adentramos a estos baños. Realmente sorprendente. Me sentí mejor que en el baño de Estambul no sé por qué. El atrezo de la habitación era un cielo lleno de estrellas, lo decía mientras me limaban y estrujaban con una lija todo el cuerpo. En verdad, me sentí mejor. El dolor muscular del tenis y de los años aminoró. Con esas energías al día siguiente fuimos muy temprano a Essaouira- en este puerto del Atlántico vivieron judíos y las mercancías venían desde Tombuctú ¿pueden imaginarse la ruta? información que le hacían muy interesante para la visita. Mientras esperábamos que nos recogieran hubo un apagón en esa parte de la ciudad que hizo de la espera un poco tensa, felizmente, se acopló en la oscuridad una pareja de Hong Kong que hacía el mismo recorrido, no decía de China si no de Hong Kong con cierto prurito de orgullo. Era una camioneta con dieciocho turistas de diferentes nacionalidades. El guía se daba el lujo de hablar en inglés, francés y español, y para contraste, yo balbuceando alguna puñetera palabra en mi chapurreado inglés. Es un viaje de tres a cuatro horas dependiendo de las paradas, la cordillera del Atlas, en el fondo del paisaje, te acompaña todo el viaje. Pensé que la ruta tenía previsto algunas alturas y vueltas y me había aprovisionado de pastillas para el mareo- son imprescindibles para mi viejito, pero no fue necesario. Era de trazo recto la ruta, eso creo. Mitad carretera y mitad autopista. El conductor manejaba con cuidado, es de agradecer porque en general se conduce de manera endemoniada como en Perú. En la ruta nos detuvimos a visitar una cooperativa de mujeres que se dedicaban a la explotación del aceite de argán. De ahí enrumbamos a nuestro destino final. Nos dejó en un punto, cerca de la parte del comercio de pescado, y nos avisó que nos recogía como a las cuatro de la tarde. Como parte del viaje al puerto la agencia ofrecía un guía de manera gratuita. Así que con él hicimos una caminata de hora y media por todos los vericuetos de la ciudad como el antiguo barrio judío, las fortalezas, la parte del comercio del puerto. Un señor afable y conocedor de su ciudad, vestía como un viajero del desierto que le daba cierta solemnidad. Luego fuimos a nuestro aire por la ciudad. Pensaba que este tipo de viajes en línea recta a un punto dejaba muchas cosas en la ruta como los pueblos y mercados que pasábamos, pero eso será para un viaje más largo. Llegamos de noche a Marrakech y en el hospedaje nos esperaba un agradable tayín de cordero con verduras que nos hacía olvidar el largo recorrido del viaje.

Amos Oz, el niño que escribía poemas

«Amos Oz, el niño que escribía poemas», con Raquel García Lozano