Archivos para enero, 2023

Memoria de azulejos*

Publicado: enero 30, 2023 en Uncategorized

En la Amazonía estamos reñidos con la historia, con la memoria, con el bosque. La historia y la memoria están relacionadas con la explotación de los recursos naturales y con los pueblos indígenas que ya habitaban el palustre con conocimiento del hábitat que pisaban, esta sabiduría ancestral del manejo del bosque sufre el acecho de la asonada extractivista de manera cíclica. Sin embargo, poco hemos aprendido en esta etapa del Antropoceno y de la emergencia climática con la explotación  del caucho, del petróleo, de los recursos forestales, persistimos en esa «desorientación cognitiva», de olvidarnos de lo que pasó y solo miramos el presente. Un claro ejemplo de lo que decimos, en este contexto de una lacerante crisis política, es la sibilina propuesta de ley de modificar la Ley para la Protección de Pueblos Indígenas u originarios en situación de aislamiento y contacto inicial, conocida como Ley PIACI, donde la lógica del descepe tiene como fin obliterar la presunción de la existencia de integrantes de pueblos indígenas en aislamiento y de no contactados. Sí leyeran la historia de plagas, epidemias, correrías, invasiones sufridas de los posesionarios de la floresta, quizás no tuvieran esa mirada tan ciega de leer el bosque.  

* Es un verso del poemario «Estancias de Emilia Tangoa» de Ana Varela Tafur

Folios de insomnio, epílogo (3)

Publicado: enero 20, 2023 en Uncategorized

Con la maestra Jamileth Pinedo quedamos en encontrarnos para tomar un café o camu- camu, ella promueve la lectura en Cabollococha con un proyecto interesante, hablamos de eso y de sus proyectos personales. En verdad, una tertulia amena, el entusiasmo de Jamilet es sorprendente. En medio de todo estaba el Taller de escritura de viajes que se realizó en «La casa del paucar» y dentro de un contexto del mundial de fútbol, duro rival a batir. Se inscribieron 14 de manera paritaria, 7 varones y 7 mujeres, cabe resaltar la presencia de Delcy, Shirley y de Tachi Arriola, gran referente feminista en la floresta. Se les envió como material de lectura «La vorágine» de José Eustasio Rivera, «El río de la desolación» de Javier Reverte y «Estancia de Emilia Tangoa» de Ana Varela Tafur, poemario recientemente publicado. Los que asistieron al taller mostraron gran interés en este proceso de pergeñar este tipo de escritura que se ha convertido en un género de vida propia- en Madrid hay una librería especializada en este tipo de literatura. En Perú, luego del desastre de la guerra con Chile, los intelectuales cogieron el zurrón y se fueron a conocer al Perú profundo que ignoraba, lo reseña José Luis Rénique en «Imaginar la nación. Viajes en busca del verdadero Perú (1881- 1932)», esto nos debe sonar familiar en los actuales tiempos de violencia en la confrontación de Lima con las provincias aunque Lima sigue siendo ciega a estos reclamos y reivindicaciones. Entre esos viajeros recordemos la prosa exquisita de “Paisajes peruanos” de José de la Riva Agüero cuando llega al convento de Ocopa, estos peregrinajes generó una interesante producción bibliográfica como la de Jenaro Herrera entre otros. La Amazonia ha tenido miles de viajeros y, cómo no, viajeras como Isabel de Godín que fue una de las primeras mujeres no indígena en recorrerla en el siglo XVIII, pero curiosamente, el punto de vista local ha sido el menos explorado y explotado, somos casi anónimos. Las amazónicas y amazónicos que han sido, y somos, muy viajeros, pero hemos escrito muy poco, el taller trataba de desbloquear y estimular este tipo de escritura con algunas sugerencias y consejos para emprender el viaje de la creación. En el segundo día del curso estaba previsto hacer una caminata, con un sol de justicia, por una parte del centro histórico – es una manera de valorarlo, y en cada paso había fragmentos de historia de nuestra ciudad, eso lo comentaron los que asistieron al taller. Esperamos que la premisa de estimular este tipo de escritura de viajes se haya cumplido con el taller. En el epílogo, agradecer a Ana Varela Tafur y Carlos Reyes Ramírez por esta oportunidad de fundirnos con los lectores y los viajeros, en verdad, lo hemos disfrutado mucho. Hasta la vuelta.

Folios de insomnio (2)

Publicado: enero 16, 2023 en Uncategorized

*Imágenes Sonia Franco Alonso

Iquitos nos recibió con ese vaho tropical que se te mete a la piel y que uno nunca olvida. Desde que pusimos el pie en la ínsula, un domingo, no paramos. Vimos a amigos, que son pocos, pero son y que nos contaban cómo va la vida y comentaban de los mares de fondos de la ciudad insomne. El primer día teníamos una tertulia sobre QBV en el colegio Sagrada Familia, una de las primeras cosas que me impresionó fue el mariposario que está en la entrada –me pareció una gran idea sensibilizar así en una ciudad donde el tema ecológico da repelús, y el colegio además tiene murales relacionados con la ecología; haciendo memoria de mi educación ecológica en la floresta nunca nos enseñaron a valorar la flora y fauna. Allí tuvimos un intercambio de ideas con los alumnos y alumnas, que tuvo como incentivo las palabras de Ana Varela Tafur desde California, inclusive una declamación de uno de los poemas de Carlos Reyes y luego hubo charla más distendida en la biblioteca, agradecer a la directora Herlinda Navarro y a la maestra Shirley Julissa Sánchez Maqueda, por su buena diligencia y atenciones. Ese mismo día por la tarde tuvimos que improvisar en el Centro Base Oscar R. Benavides, una conversación con el poeta Carlos Reyes Ramírez, los alumnos y yo alrededor de QBV –el USB que había llevado tenía un puñetero virus, rápidamente hicimos una fértil charla alrededor del texto. Por la noche tuvimos una tertulia sobre QBV con los alumnos y alumnas de la universidad y para un público más abierto. Allí estuvieron personas que habían leído el texto y escuchamos atentamente las apostillas. Participaron en la tertulia Percy Vílchez Vela, Herlinda Navarro Cobos, Delcy Ríos Varela, Carlos Reyes Ramírez y el autor del ensayo, no se pudo proyectar las palabras de Ana Varela Tafur por un problema de último momento con el ordenador y por las prisas de cumplir en el tiempo previsto – pareciera que la tecnología está reñida con la floresta o conmigo. Al día siguiente fuimos al colegio Virgen de Loreto, para hablar de la novela EIP, previa lectura de los fragmentos de Ana Varela Tafur. La lectura atizó a los alumnxs, tanto que el guión que había llevado lo dejé de lado y puse el piloto automático, en verdad, los bizarros lectores me llenaron de cierto regocijo –muy en el fondo sabemos que eso es tarea de las abnegadas profesoras como Delcy, Herlinda, Shirley entre otras que anónimamente contribuyen a formar ciudadanía, animarlas a no desfallecer. Al día siguiente volveríamos a este mismo colegio para hablar con los alumnos en la biblioteca sobre QBV. En esta oportunidad, Ana Varela leyó un fragmento e hicimos escuchar los comentarios sobre el libro. El público del colegio prodigó con apostillas muy reconfortantes sobre el texto y nos propusimos hacer algunas acciones a favor de la lectura, pero no pudimos concretarlas por el súbito golpe o autogolpe de Estado del expresidente Pedro Castillo Terrones, será para otra oportunidad y agradecer la atención de la Directora del colegio y de Delcy, nos hicieron sentir muy cómodos. Con el colegio Rosa Agustina Donayre de Morey, no pudimos concretar la charla porque declararon que no había clases. Lo sorprendente de este tour por los colegios es que, lo decían las alumnas y alumnos, que en el curso no les habían hecho saber sobre el caucho, los crímenes del Putumayo y su larga sombra ¿Es el sistema educativo amnésico predominante en la floresta? Ellos y ellas eran los primeros sorprendidos. Ha sido interesante conocer de cerca los diversos microclimas de la lectoría alrededor de la ciudad ¿Nos plantearemos hacerlo en colegios del área rural o en ciudades como Nauta, Requena o Contamana? El reto continúa.

Folios de insomnio (1)

Publicado: enero 13, 2023 en Uncategorized

Imagen Sonia Franco Alonso

Con los poetas Ana Varela Tafur y Carlos Reyes Ramírez, compañeros de generación e integrantes del Grupo Cultural Urcututu, pergeñamos un tour literario para mi vuelta a Isla Grande, en diciembre de 2022. Lo gestamos desde octubre y a tres bandas: en California, Iquitos y Madrid – la floresta más allá de las fronteras físicas, más o menos dibujamos un plan que era visitar a los colegios para discutir con los alumnos el ensayo de «Quebradura. Breviario de viajes» (QBV) y la novela «El insomnio del perezoso» (EIP), más un conversatorio sobre QBV y un taller de literatura creativa sobre escritura de viajes, amén de algunas entrevistas con uno de los auspiciadores –me llamó mucho la atención el poco interés de la prensa local por estas actividades culturales, su ausencia, como no, es más que preocupante. Sí que me sorprendió el frenesí de Ana y Carlos por acciones como esta que en el fondo es fortalecer la ciudadanía tan debilitada en estos tiempos, siguen con esos inmaculados arrestos y con la vitalidad del primer manifiesto del grupo Urcututu –inclusive se prepararon vídeos para las charlas en los colegios. El tour llevaba por nombre: «Folios del insomnio». Con esas ideas teníamos que hablar con los «actores claves» para cerrar el puzle y ese trabajo lo hizo Carlos porque estaba en el terreno. La respuesta de los colegios y de la universidad pública fue rápida y demostrando gran interés. Hay que remarcar los contagiantes entusiasmos de las maestras: Herlinda Navarro Cobos y Delcy Ríos Varela, de los colegios Sagrada Familia y Virgen de Loreto; también se sumaron el Centro Base Óscar R. Benavides y el colegio de Rosa Agustina Donayre de Morey. Tampoco olvidar el apoyo de Oscar Acuña en la universidad. La planificación es una parte de la tarea, la otra, es ejecutarla teniendo en cuenta los imponderables de último momento que los hubo para aliñar el tour. Con estas tareas previas partimos para Perú, haríamos una escala previa en Lima. Estas actividades eran una prueba ácida para QBV, de poner oído lo que opinan los lectores. Comentaba en una entrevista que QBV pasó el baremo de los asiduos cuatro lectores: de los patas fieles y mis padres, era un alentador indicador para pensar en una próxima edición en Lima. En la publicación que se viene en 2023, hecha con más cuidado y celo, será corregida y actualizada. Liamos bártulos y enrumbamos a Iquitos. El regreso a la floresta haciendo este tipo de actividades digo, que es una suerte de pago del canon por no vivir en la Amazonia y, al mismo tiempo, es devolver en reciprocidad lo que ella nos dio mientras vivíamos allí, de manera simbólica es el pago al monte como nos enseñan las prácticas ancestrales.

En el aniversario de Iquitos es el acontecimiento social donde más se deslizan, delinean y agrietan nuestros afectos a la ciudad boom. Se empieza por los malos anuncios del aniversario de la urbe, no se sabe cual escoger por ser el más huachafo u horroroso, hechos sin gracia ni cariño. Es poner en un flyer u octavilla un o una indígena, paisajes de la fronda, el centro histórico de la ciudad y nos quedamos tan pachos. Ya hemos cumplido, sí señor –solo se acuerdan de los integrantes de pueblos indígenas para estas fiestas y otras pachangas. O del centro histórico que cada vez está más degradado. Pero el territorio donde más se dibujan esos distorsionados afectos está en el rubro de los comentarios de la gente de a pie, se repite el estribillo cuando mencionan los saludos y felicidades a «nuestra Isla Bonita», alguno por ahí se desgañita diciendo y repitiendo hasta quedarse afónico, que no es una isla, en fin, no entiende la forzada metáfora insular. Me he quedado con la copla persistente de «Isla Bonita» que hasta el Decano de Arquitectos de Loreto se ha sumado a la cita no sé si con ironía o que el decano se cree el cuento. Dándole vueltas a la cantinela de Isla Bonita, digo que esta idea es en el fondo una imagen conservadora, me atrevería a decir, hasta reaccionaria con Iquitos. Lo que corean ese soniquete son aquellos o aquellas que no quieren que cambie la ciudad, son los que apuestan ciegamente que esta siga con sus irresolubles problemas urbanos o que se contenten en no superar la pobreza endémica de los Asentamientos Humanos o Pueblos Jóvenes que rodean la urbe donde el agua potable es un lujo. No se diga del alcantarillado. Lo que repiten lo de Ilha Bonita son los que están de acuerdo con lo fea que se ha puesto con obras a medio hacer que da la impresión que estamos en una ciudad fantasma y, para más inri, la aplauden rabiosamente. Son los que miran a otro lado, con la trata de niñas, niños y mujeres en la ciudad. Están felices con el poco acceso a los libros de las bibliotecas – hay libro para 29 iquiteñas o iquiteños, que no haya espacios de ocio o parques. Esta cohorte, que machaconamente, remacha lo de la Isla Bonita están felicísimos con la batahola urbana, del caos vehicular, ellos nadan como peces en el agua en medio de tremendo desbarajuste. A todo esto, esta dinámica conservadora de la urbe se puede cambiar, y no depende de las autoridades, si no de una ciudadanía que quiera a la ciudad a la que no nos han enseñado a amarla. P.D. Leía en una actividad cultural na ilha que el promotor ponía en primer lugar al festejo, al baile, a mover el esqueleto y luego lo demás. Así andamos.