Archivos para marzo, 2021

Hace poco leía que la pandemia del covid- 19 lo que ha hecho es desnudar la fragilidad del ser humano. Antes tenías mantas que te cubrían, pero esta plaga lo que ha hecho es mostrarnos, exponencialmente, la fragilidad, la finitud, de lo que somos solo seres pasajeros. Nos ha hecho tomar conciencia, con extremada dureza, de la inestabilidad de la existencia como los fallecimientos de amigos, familiares, conocidos, vecinos entre otros, sin decirles adiós. Al mismo tiempo, esta puñetera calamidad global está haciendo aflorar facetas del ser humano que nos retratan en estos tiempos huérfanos. No digo que no desconocíamos, pero a todas luces demuestran el egoísmo en cotas altas en lo que estamos envueltos. Hace poco, en Isla Grande, fue motivo de discusión pública la donación de una empresa, con serios pasivos ambientales, para la compra de una planta de oxígeno, ante la terrible situación que se vive en la isola, estaba de por medio en la discusión la ética de la donación. Era legal, que parecía más una operación estética o de maquillaje, pero no, ética, en todo caso, discutible. Hugo Grocio, jurista que aportó conceptos al derecho internacional, apoyándose en Séneca, filósofo estoico, que ha inspirado a muchos pensadores y gobernantes, es quien acuñó la frase que lleva el exergo de esta crónica: “Lo que la ley no prohíbe, veda el pudor”, que puede iluminarnos sobre las conductas de ciertos personajes públicos. El proverbio quiere poner freno a los que justifican su conducta alegando que ellos cumplían la ley, aunque su conducta era cuestionable desde el punto de vista de la honestidad, de la ejemplaridad pública que debe guardar toda autoridad y la ciudadanía en general. Remarcar que en la frase, pudor, quiere significar honestidad. Hace poco los medios de comunicación insulares sacaban a la luz una lista de personajes públicos que se saltaron la cola para que recibieran la vacuna contra el covid-19 ¿Picardía? Entre esas personas estaba la Alcaldesa de Punchana, que muy fresca se saltó la lista de espera, y se vacunó. Bueno, lo que vino después fue la respuesta de justificación de la autoridad edil, al escucharla parecía que el guion había sido pergeñado por el memorable Cantinflas. La conducta de la alcaldesa, en una situación límite, es lo que debemos reflexionar ¿Puede saltarse la vez una autoridad?, ¿Lo puede hacer en nombre de su cargo? Entre los argumentos de justificación estaban que no había ni hay impedimento legal, en consecuencia, lo que ella ha hecho, es legal… sí, es legal, pero hay una veda por recato, es un personaje público y debe dar ejemplo respetando la lista de espera. Hace poco hubo un naufragio, de un crucero lleno de turistas, a unos kilómetros de la orilla, y quienes saltaron primeros de la embarcación para salvarse, fue el capitán del barco con la novia, olvidándose la sentencia social, de fuerte componente moral, que los ancianos, los niños y las mujeres, serian los primeros en saltar del barco en estos casos ¿Fue una conducta ejemplar la del capitán?, ¿Podemos confiar en ese capitano?, ¿Podemos confiar en la alcaldesa de Punchana? A todas luces sus conductas son reprobables, y por eso hubo el reproche de la ciudadanía y de los pasajeros del crucero. La autoridad no está encima de los demás, está sometida a la ley y al pudor.

https://ctxt.es/es/20210101/Politica/34723/Esther-Penas-entrevista-Marina-Garces-educacion-escuela-aprendizaje.htm

Ciudad amnésica

Publicado: marzo 24, 2021 en Uncategorized

Leía en un bello ensayo sobre el dolor,  “La esfinge muda. El aprendizaje del dolor después de Auschwitz”, de Fernando Bárcena, ese dolor después de un hecho como Auschwitz debería ser un aprendizaje para los seres humanos. Contaba Bárcena en el ensayo, que en la ciudad de Jerusalén, hay una avenida de árboles, de nombre Yad Vashem, en cada árbol hay escrito un número, algún nombre y un lugar, en recuerdo a las personas que fallecieron en la Shoah, en manos de la maquinaria burocrática- administrativa nazi en los campos de exterminio y de concentración. En este caso, Jerusalén como ciudad no solo se une a la historia sino también a la cartografía de la memoria, al recuerdo. Ese ejercicio citadino de la memoria es traer la historia, el pasado al presente, reflexionar, renovar, y a partir de eso, plantearnos lo que se pueda hacer el futuro. En Madrid, hay una batalla en la ciudad entre la historia franquista (o de memoria usurera y poco empática) y la memoria republicana, es un rifirrafe cotidiano. Al leer sobre el bosque de Yad Vashem, mi memoria se disparó a Isla Grande, pensaba sí en la ciudad hay monumentos que me llevaran al caucho y sus consecuencias en la vida social. Mi hermano está en esa lucha, como servidor público, en el combate, incomprendido, muchas veces, sobre los bienes culturales inmuebles, que se erigen, a duras penas, en la cidade. El patrimonio monumental es solo una parte de esa memoria que todavía nos falta reconstruir en Ilha Grande. El celo de protección de esos inmuebles se hace incomprensible en los nuevos habitantes, quieren destruirlos en aras, dicen, de la modernidad, ignoran que es un esfuerzo silente y persuasivo para remitirnos a la historia, a la memoria. Recuerdo a unos bobós miraflorinos afincados en la isola, se reían e ironizaban de la protección de esos bienes culturales en la ciudad insular, vale decir que siempre estuvieron desnortados. La protección de la memoria no debería ser solo a las baldosas en algunas calles. Por ejemplo, el Mercado Central, es un bello edificio, pero maltratado y mal gestionado desde el ángulo de protección de los bienes culturales de parte de la autoridad competente. Esos bienes culturales y monumentales no son para romantizar esa parte de la historia, aunque se debería ir más allá. Desgraciadamente, la ciudad nos muestra una historia fragmentada del boom gomero. Como dice la rapera peruana Renata Flores, en una reciente entrevista, “no nos han contado bien la historia”. Al leer el “Diario del Amazonas” de Roger Casement, cuenta que en la cittá se permitía la esclavitud de indígenas, es más, dice que había un mercado, físicamente hablando, un mercado de esclavos. Este mercado existía a pesar de una legislación de entonces que expresamente la prohibía, pero no nos quedemos con ese dato de la legislación, que sabe a poco. Iría un poco más allá ¿En qué parte de la ciudad quedaba ese mercado?, ¿Entre que calles estaba ubicado? Eso nos daría una lección de lo que significó el Putumayo, no solo la construcción de casas y edificios con mosaicos portugueses sino también la explotación y muerte de personas en nombre del progreso. ¿Hay un bosque de caucho en la ciudad, como Yad Vashem, en memoria de indígenas que fueron asesinados en las estancias del diablo del Putumayo? En Illa Gran hay que hacer titánicos esfuerzos para mostrar a las generaciones presentes y futuras como era, entonces, la isla en todas sus dimensiones. Para olvidar hay que hacer memoria, decía alguien. Recogiendo esta información del mercado tendríamos una ciudad más completa, una ciudad para identificarnos con todas sus luces y sombras como lo ha mostrado cierta escritura de los ochenta en la Amazonía, donde la fusión de la memoria, la ecología y la poesía se muestran entrelazadas. A Isla Grande no le debe ganar la amnesia.

El insomnio del perezoso

Publicado: marzo 22, 2021 en Uncategorized

Ainda não nos recuperamos do chicote de borracha. Ainda estamos doídos e adormecidos. O alvoroço e a sangria acordaram e fizeram o bicho-preguiça perder o norte, Bradypus tridactylus, do seu doce sonho. E desmantelado o seu habitat. Ele abriu os olhos e viu a crueldade passar por baixo das copas das árvores. Queria fechá-los novamente e não pôde, desde então tem sido atormentado por insônias.

Este entrelaçamento mergulhou no mar do horror, do cinismo político e da diáspora. E meteu o nariz nesse período horrível, sangrento e demente do que aconteceu com a exploração da borracha, o ouro branco, e trouxe-o para o presente. Infelizmente, o horizonte ainda está nebuloso. A irrupção do boom da borracha perturbou a vida nestas montanhas. Tingiram as árvores de vermelho. Puseram a floresta de cabeça para baixo. Fizeram com que os donos da floresta corressem sem olhar para trás. A guarda avançada sem escrúpulos da ganância empresarial levou a tratar os seres humanos como escravos, eles eram simplesmente a externalização de custos, dígitos. Os nomes e salários nem sequer constavam nos livros da Peruvian Amazon Rubber Company/Companhia Peruana de Borracha da Amazônia, eram índios, não pessoas. A extração da borracha aprofundou ainda mais a difícil relação centro-periferia e surgiu a «boomtown». Do Potosí/ da riqueza à miséria num piscar de olhos. O sistema funcionava a toda a velocidade sem respeitar os direitos mínimos e as condições laborais, «as leis da civilização» eram utopias de loucos. No entanto, mesmo tendo sido torturados, açoitados e assassinados, eles continuam lá a lutar, de pé, mastigando coca na maloca, enfrentando o dia a dia.

A trilogia tem como pano de fundo a floresta e a violência que rodeia o recurso natural, da borracha. É a desculpa para vasculhara condição humana. O romance está dividido em três partes. A primeira parte, Estanque de ranas /Lagoa de sapos, põe em ridículo as histórias urbanas e mostra o lado oculto de uma metrópole que se vangloria de heróis de lama. De momentos doces e enjoativos que não o foram. De uma cidade que é mesquinha com a reflexão, que promove o encerramento em castelos daqueles que o fazem. O segundo, Archipiélago de sierpes /Arquipélago das Serpentes, um caçula de jornalista cultural se põe a bisbilhotar as entranhas da aldeia literária de Isla Grande/Ilha Grande e sai queimado. E, na terceira parte, El búho de Queens Garden Street / A Coruja da Rua do Jardim das Rainhas, é retratada a vida de um desajustado da borracha e a vida de muitos outros na sua situação. É uma história desoladora para aqueles que perderam. Dos invisíveis.

«A obra é um belo testemunho da recuperação da memória fraturada, da reivindicação dos anônimos e dos excluídos, da procurados nossos próprios vestígios dispersos. É do ponto de vista estritamente literário, a melhor obra escrita sobre a borracha até agora».
Percy Vílchez

¿Pobres, pero honrados? (II)

Publicado: marzo 17, 2021 en Uncategorized
En verdad, un dicho tan popular como, “pobres, pero honrados”, que es una suerte de muro o freno frente a las tentaciones mundanas, tiene mucha miga. ¿Se ha convertido en un postigo o trampilla en estos tiempos huérfanos?, ¿Hay que ponerla en duda? No es tan fácil salir de piernas porque la máxima popular posee una fuerte carga moral, ética o de compromiso, más cuando hay de por medio una dramática situación social como es la salud de muchas personas. Pero justamente, esos refranes están para esas situaciones límite y debemos responder ante esos envites. Es la brida de salvación para no caer en la ciénaga de la inmundicia. Este refrán tiene que ver con las personas que ocupan un cargo público y que se deben a la ejemplaridad pública, pero también para la ciudadanía anónima ante situaciones cotidianas. Es decir, que debemos dar ejemplo con nuestras actitudes. Muchos de las personas, en las redes sociales, manifestaron acremente su enfado que tanto Luz Marina como José, apostillaban que ponían pegas al cura y a la donación, apelando a las circunstancias de sanidad que atravesaba la ciudad de Iquitos. Me parece, que ellos no cuestionaron al clérigo que tiene una fama conquistada y merecida de su buen hacer, si no a la donación por sí misma que puede ser tachada como oportunista por la empresa de marras o un lavado de cara. Aunque, sigamos con la donación y los donantes. Decían muchos en las redes sociales que no importa de donde venga el dinero si está de por medio una obra social, como en este caso, la implementación de una planta de oxígeno. En los años noventa, el narcotraficante Pablo Escobar se hizo conocido por sus donaciones, manchadas de sangre, a los sectores populares en Colombia ¿Eso era ético?, ¿Se debe aceptar sin murmuraciones? O que “Mosca loca”, conocido narcotraficante, ofreciera la cuantiosa deuda externa peruana, como fue el runrún en los años ochenta ¿Haríamos algún reproche a la donación o al donante a esos sectores que tenían serias necesidades sociales?, ¿Qué hubiera pasado si un narcotraficante o un político sentenciado por corrupto, como el líder de “Los cuellos blancos” (que estuvo en Iquitos como magistrado), hubiera hecho esa donación al sacerdote por la planta de oxígeno?, ¿Se hubiera recibido la cantidad de dinero sin ningún rubor ni afeamiento? Sí esto es así, entonces, lo de “pobre, pero honrado” es un concepto feble, que ha perdido valor con el paso del tiempo. La vida va tan rápida que lo ha hecho añicos en un abrir y cerrar de ojos. Es decir, sí hemos desechado esa línea o franja roja, todo es posible. En consecuencia, el lema podría ser: barra libre a las donaciones sin mirar a quien lo haga ¿Esto es posible?, ¿Hay una excepción o excepciones a esa regla moral? En el caso de la empresa que hizo la donación, sí le perdonamos a ella, entonces, entendemos que los daños al entorno natural que ha hecho esa empresa es poco, ¿Le estamos dando un cheque en blanco para que continúe con sus daños ambientales? Como advertirán lectoras y lectores, un hecho aparentemente sencillo tiene espinosas aristas ¿Podemos seguir diciendo, “Pobres, pero honrados”?

P. D. Mi amiga Carolyn Wolfenzon, con gran sensibilidad y esfuerzo, estuvo haciendo una campaña pública en Estados Unidos para la adquisición de compresoras de oxígeno para los hospitales de Iquitos, lo hizo a través de pequeñas donaciones y lo ha conseguido con éxito. Esperamos que no haya tenido complicados donantes.

https://www.eldiario.es/cultura/libros/entrevista-naoise-dolan-dias-apasionantes_1_7201464.html

¿Pobres, pero honrados? (I)

Publicado: marzo 10, 2021 en Uncategorized
En casa era uno de los refranes que nos repetían mis padres cuando éramos pequeños, “Pobres, pero honrados”. Es más, se invocaba señalando que tenían como marchamo nuestros ancestros, apelando a un criterio de legitimidad aplastante, como para no dudar. En el fondo, nos querían decir que a pesar de la pobreza material, hay siempre una coraza ética para sentirnos orgullosos en el devenir de la vida. Este adagio popular, muchas veces, nos ha iluminado u orientado en momentos importantes; hemos citado este proverbio para sentirnos en paz con nosotros mismos. En mis tiempos adolescentes, circulaba la revista chilena de nombre “Condorito”, en el pueblo del personaje, había un diario de nombre “El hocicón”, que tenía la misma sumilla: “Diario pobre, pero honrado”. Es decir, que por todos lados recibíamos como lección: elegir la pobreza material y no defraudar en lo ético, en lo moral, que sería una gran victoria en el ejercicio vital. En verdad, era una gran reserva moral frente a lo prosaico. El refrán está amalgamado de ideas estoicas, que preferían, los estoicos, la pobreza material antes de sacrificar la riqueza espiritual, moral, si cabe. Amén, de las prédicas cristianas en esa misma dirección. Pero ¿Esto es siempre así?, ¿Alguna vez hemos tenido que comernos carros y carretas para ceder a lo material? Seguro que, muchas veces, sí, sino que alguien tire la primera piedra ¿Y esto nos hace sentirnos bien con nosotros mismos?, ¿Hay una línea o franja roja de la cual no debemos pasar? ¿O seremos implacables marxistas, pero de Groucho, que decía que “estos son mis principios, si no te gustan, tengo otros”? La vida da puntadas por donde uno menos imagina, es muy cabrona, diría la escritora Almudena Grandes, y creo que por eso nos enseñaban e insistían nuestros padres y el diario “El hocicón”, a que trazáramos o pintáramos esas líneas rojas de las cuáles no debemos pasar. De no ceder. Suelto todo este rollo, espero no aburrir, a raíz de la donación de una empresa, con serios pasivos ambientales en la región de Loreto, en Perú, a un representante de la iglesia católica para la compra de una planta de oxígeno, por la dramática crisis sanitaria que atraviesa la ciudad y la región por la pandemia del covid ¿La empresa deducirá la donación de los impuestos en un acto plenamente legal? Una periodista, con buena fe, citó pasajes bíblicos al cura cuestionando el desprendimiento de la empresa; es más, un líder social ponía en duda la calidad moral de la donación exponiendo sus motivos. En el fondo, Luz Marina y José, lo que nos recordaban era la frase: “Pobres, pero honrados”. No querían poner en cuestión al clérigo, que tiene una ganada auctoritas en la población por su buen hacer, sino a la donación, pero todo se tergiversó e interpretaron sesgadamente. Una parte de la ciudadanía respondió agresivamente contra Luz Marina y José, y sin entender razones, justificaban a machamartillo la ofrenda de la empresa por la difícil situación de la sanidad pública en la región. Es más, quien recibió la donación no hizo ningún mohín ni reproche. Desgraciadamente, pocos recordaron el dicho popular citado que nos llama a pensar siquiera por unos segundos ¿Pobres, pero honrados?
https://ethic.es/2021/02/el-modernismo-de-un-ulises-casi-centenario-llega-al-siglo-xxi/

Amamos tanto a Ofelia

Publicado: marzo 3, 2021 en Uncategorized

El otro día el azar se ha cruzado nuevamente en la historia de Ofelia Montesco, me topo con ella en los momentos más insospechados. Miro el watsap, era un mensaje de Paul Rodríguez Gonzáles, desde Contamana, a las orillas del Ucayali, me quedo aturullado en el sofá de la calle de la granada en Madrid. Con él habíamos coincidido en la presentación de un libro en una librería en Isla Grande, pero en esta oportunidad lo que nos unía eran las búsquedas y hallazgos sobre la vida de Ofelia Grabowsky Edery, conocida como Ofelia Montesco, gran diva del cine de oro mexicano. Tengo que decir que las pesquisas tras las huellas de Ofelia me han hecho recorrer diferentes coordenadas geográficas. Ella es tributaria de dos ramas judías, la sefardita de parte de madre y la askenazí de parte de su padre. He estado en Tánger que es uno de los lugares donde parte el rizoma francés de los Edery, según una de sus parientes que me escribió al blog. He entrelazado información con parientes de ella de Berlín, gracias a la generosidad de mi amiga Elsa Rengifo. Así como también con el primo de Ofelia desde Lima, Daniel, quien estuvo con ella en Ciudad de México. La biografía sobre esta actriz amazónica, poco a poco, se va dibujando mejor. La parte de Grabowsky tiene una historia más literaria, sí cabe, porque es un territorio todavía en tinieblas. Eso puede dar para otra historia como del “El gueto interior” de Santiago H. Amigorena, sobre la madre de su abuelo, quien escribía cartas desde el gueto de Varsovia, cuando los nazis avanzaban sobre ellos, hasta que dejó de remitirlas a Buenos Aires, ahondando más el solipsismo del personaje. En la historia de Ofelia, su padre había decidido retornar a Polonia cruzándose de por medio la Segunda Guerra mundial que interrumpió su plan original, eso puede ser un punto de inflexión para la escritura. Al recibir el mensaje de Paul Rodríguez, fue como un zurriagazo a mi desmaña de estos días. Me comentó que es profesor en el colegio Valentín de Uriarte de Contamana, que junto a la profesora Patricia Tarrillo, se han empeñado en escarbar al detalle la vida de la más grande actriz que ha tenido esta parte de la floresta de Perú. Muchos de sus hallazgos son muy prometedores, lo van publicando desinteresadamente en la página de FB del colegio, lo pueden buscar allí. Inclusive se han puesto en contacto con la familia de Ofelia y están próximos a entrevistas con informantes claves, es decir, han dado grandes pasos en la búsqueda. Es una cartografía emocional que va tomando forma. Sin querer, con Paul y Patricia, hemos formado de facto una cuadrilla de devotos secretos de esta gran attrice amazónica cuyo lema podría ser: Amamos tanto a Ofelia.

P.D. La mejor noticia es que personas, como Paul y Patricia, se han arremangado las camisas y se han puesto a hurgar la historia de Ofelia, desde el lugar donde nació ella, en sus pesquisas señalan que nació en el Lago Chia Tipishca, a unos minutos de la ciudad de Contamana, dependiendo sí el río está crecido o no. Esta misma información lo corrobora el periodista Raúl Herrera Soria. Mi prima Inés Villasís, contamanina de pro, nunca tuvo dudas que nació allí cuando le pregunté por Ofelia, fue categórica como la información que proporcionan el dueto de Paul y Patricia, Ofelia Montesco nació en la profundidad de estos bosques, no lo olvidó nunca.

La fotografía que se publica me fue proporcionada por Paul, son inéditas para muchos, es el bautizo de su hijo Álvaro. Pertenecen al archivo fotográfico de Álvaro Ortiz Grabowsky- Louise Castleton. Se puede ver a la actriz mexicana Angélica María, conocida por las telenovelas en Latinoamérica.

El mismo Paul me facilitó la fotografía, de al lado, es de un cuadro que hay en la biblioteca de Contamana.