Archivos para septiembre, 2019

Eslabones perdidos del jazz

Publicado: septiembre 30, 2019 en Uncategorized

https://elpais.com/cultura/2019/08/28/actualidad/1567004873_744518.html

Mundo inundado

Publicado: septiembre 29, 2019 en Uncategorized

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Ana Varela Tafur/ Librería Bernat, Barcelona

Modernidad vieja y naturaleza de saqueo
Ana Varela

Desde la primera vez que leí a Ana Varela, su poemario ganador del premio Copé, percibí que su poesía era límpida, sin meriñaques verbales. Quizás sea por su formación en ciencias puras, en química, donde se prepara con la formula medida y justa, lo que le haya influido cuando repuja un poema. La construcción de sus metáforas huele a bosque húmedo, al trópico, sin caer en el solipsismo equinoccial. Es genuina. Con esa tesitura inicial, entre otras, leí el poemario inédito “En esta orilla se inunda el mundo”. Este todavía circula solo en versión electrónica, aunque por su calidad poética reclama verse impreso. Antes de inundarnos con la poesía de Varela, debemos enfatizar que es una entregada activista cultural, que moviliza almas en desasosiego. Recuerdo haber colaborado con ella en la revista “Varadero”, donde se entregó en cuerpo y alma a este proyecto –logró persuadir al poeta Germán Lequerica que publicara, luego de muchos años en el dique seco. Ella es así con las causas justas, indoblegable. Parto de la premisa de que la escritura en la floresta, después del boom cauchero que la desvertebró socialmente, debe producir una estética y ética diferente, y el poemario de Ana Varela va en ese sentido y propósito. “En esta orilla se inunda el mundo” está ungido de ecología, no de la ecología antropocéntrica ni androcéntrica o la del norte económico, sino la que se alimenta de los saludables odres el ecofeminismo. Me refiero al ecofeminismo del sur, a aquel comprometido con la lucha de las personas excluidas de estos montes, como los que sufren los estragos de la contaminación de las aguas en el Marañón. Ahí están la abuela, la madre, la curandera y los animales a los que presta su voz. Es muy interesante, y sería materia de otra digresión, anotar como a lo largo del poemario el cuerpo femenino tiene muchos significados. El mismo título del poemario mismo es un anuncio de que estamos ante un mundo de dimensiones diferentes, el universo líquido de los Karuara ¿será el mundo del agua que nos anuncian los relatos Kukama? El poemario parte del poema Filosofía materna, que es toda una declaración de principios, siguiendo la sana tradición de la génesis del mundo amazónico, donde casi siempre, son las protagonistas las mujeres y la lluvia –con la lluvia el bosque se transforma, es una eclosión controlada de la naturaleza. A lo largo del poemario, Varela, de formación tanto científica como poética, duda de la ciencia, de esa que venden como sinónimo de desarrollo y de la que están envueltos esos pergaminos del progreso que solo han traído males. Recordemos tamaños desatinos que se han hecho en la floresta en nombre del progreso, del desarrollo o de la tecnología. Las lecturas de Walter Benjamín parece que ha calado hondo en Varela, cuando su voz poética cuestiona el desarrollo frívolo y la sangre derramada que deja. El poemario tiene tres momentos: un prólogo de varios poemas. Luego viene la parte de Voces Fluviales y una tercera de Relatos de la creciente. Me detendré, por espacio, en el epílogo de “Relatos de la creciente” donde su voz se hunde en el bosque inundado, como el caso de la visita Iquitos, donde muestra su ansiedad de las aguas del Amazonas de las que no se puede beber. Se nutre en la historia, cuestiona ese desarrollo reprochando con el verso: “Modernidad vieja y naturaleza de saqueo” o cuando a Iquitos la llama la isla de iniquidades. Como siempre, leer a Varela es confundirse con la naturaleza, no en plan del botánico despistado sino en esa búsqueda de las voces de los desheredados que viven en esas orillas inundadas.

Apunte a pie de página: La publicación en Lima del reciente poemario de Ana Varela “Voces desde la orilla”, es un claro indicador de la magra actividad editorial en la floresta. Esta actividad hay que replanteársela, pues así como están las reglas de juego no es un buen lugar para publicar. Por eso, los y las que escriben en la manigua buscan nuevas fronteras editoriales. La publicación del poemario de Ana Varela fuera de la floresta muestra el disenso, en este lado del patio de aguas, entre la sensibilidad de la escritura y la enjuta gramática emocional de los editores.

https://www.eltiempo.com/lecturas-dominicales/entrevista-a-la-escritora-espanola-almudena-grandes-265874

Historias por contar

Publicado: septiembre 26, 2019 en Uncategorized

Mientras voy en el autobús o tren miro con atención el rostro de las personas, de mis compañeros y compañeras de viaje. Nadie se parece a nadie. Los miro de soslayo. Cada una viste de una manera diferente. Unos son más veraniegos y otros llevan el jersey en la mano. El conductor, con cierto sobrepeso, apenas te saluda cuando le dices hola, refunfuña o da un balido ininteligible. Hay un anuncio que hay que pagarle lo justo al conductor. En el primer asiento, está sentada una chica lleva un piercing en la nariz que resalta más su belleza; va anotando algo en su agenda. Otra tiene el cabello pintado, con ropa de moda y mira por el hombro a los demás. El autobús va despacio por su carril. Un muchacho lleva el cabello que parece un guerrero mohicano con un pinganillo en la oreja izquierda. Otro joven tiene una Z dibujada en su peluca color cucaracha, se marca como un surco de un lado a otro de la cabeza. Una señora mayor después de sentarse revisa el bolso y mira las medicinas que ha comprado, mueve la cabeza. Otra lleva un libro bajo el brazo bajo unas gafas para sol, es muy seria y dice unas palabras que solo ella se oye. Una joven negra ¿afroespañola?, muy esbelta y con traje de deporte, lleva puesto unos auriculares, me mira con indiferencia. Su amiga de gruesas gafas parece que está en otro lugar, su pensamiento está a miles de kilómetros, se muerde los labios. Una señora en silla de ruedas avisa al conductor que baja en la próxima parada y dice que le bajen la rampa. Es un momento incómodo porque en esa parte del autobús, cerca de la puerta, está arremolinada de gente que hace difícil bajar. Hay un niño sentado en el sitio para personas mayores, pero su padre no se da por enterado mientras habla por el móvil. Siempre me digo que cada uno tiene impreso en su rostro una historia por contar ¿la querrán contar?, ¿la contarán algún día?


Percy Vílchez Vela

Percy Vílchez Vela, pertenece al Grupo Cultural Urcututu. Reside en Iquitos donde labora en varios medios escritos del lugar. Tiene tres novelas inéditas. Ha publicado las siguientes obras:

– El andante en Yarinacocha (Poesía)
– Inquilinos de las sombras (Cuentos)
– El linaje de los orígenes, la historia desconocida de los Iquito (Ensayo)
– Santuario de peregrinos (Poesía)
– Los dueños de astros ajenos (Ensayo)
– Época del caucho. Retratos del horror (Ensayo)
– El pordiosero de la fortuna (Ensayo)
– Mural de las aguas (Poesía)

Libro por publicar:

Rebelión en el cine (Novela)

1. ¿Cómo confrontas en tu escritura tu relación con la Amazonía?

Desde un principio confronté mi relación escritural con la Amazonía tomando como eje del mundo a ese espacio marginal del país peruano. Desde mis primeros estudios sobre el pasado quedó bien en claro para mí que la fronda era un ámbito por descubrir. De allí que inicié estudios históricos que me permitieron escribir sobre el pasado y encontrar fechas claves desde la opción regional como es el descubrimiento de los castellanos de parte de los indígenas selváticos, hechos que cambian radicalmente la visión de la historia parcial de esta parte del país. Paralelamente a esos estudios escribí libros ambientados en el medio rural teniendo como centro el caserío de Panguana, lugar donde tuve la suerte de nacer. Desde entonces lo rural es parte importante de mi obra poética y narrativa, considerando que ese espacio es de suma importancia para entender la verdad esencial de la maraña. Todo ello no me ha impedido escribir la reivindicación de la cultura indígena en oposición decidida a la razón hispánica. De esa manera mi obra es un compendio que se completará en su momento con más publicaciones sobre esa cultura marginada y menospreciada. En conclusión puedo decir que mi opción fundamental creativa es convertir a la Amazonía en el centro del mundo, en el centro de los acontecimientos que se relacionan de una u otra manera con ese mundo.

2. ¿Qué piensas de la Amazonía cuando escribes sobre ella? ¿Cómo lo representas en tu trabajo sobre la Amazonía?

Lo primero que se me ocurre cada mañana cuando me siento a escribir es que la Amazonía es un lugar de grandes posibilidades para la creación literaria. Los eventos ocurridos en su historia colonial, las gestas indígenas, los hechos acontecidos en sus ciudades han generado grandes personajes que necesitan a su autor. La narrativa amazónica, por ejemplo, hasta ahora no ha logrado plasmar esas posibilidades y de hecho esos seres esperan a alguien que los traduzca. He dicho ya que para mí la Amazonía es el centro del mundo y la represento como un lugar donde todo es posible, donde la más exagerada imaginación puede encontrar su lugar. Esa representación incluye los mundos presentes en la Amazonia, mundos que muchas veces están confrontados, mundos en perpetuo conflicto, mundos que quieren imponerse a los otros, a los demás. De tal manera que entonces aparece una fronda conflictiva donde es notoria la lucha por el poder. En mi primera novela, Intrusos en el reino, esa lucha aparece nítidamente donde hay una confrontación entre el clero y el país oficial, en contraposición con los otros personajes que permanecen en el pueblo. En mis otros trabajos también es una preocupación desentrañar las maniobras del poder en su relación con los eventos históricos. De esa manera tengo en mente diseñar una fronda sumamente violenta donde no hay tregua entre los actores de un drama que se repite a través de la historia.

3. ¿Qué libros o artefactos de arte (cine, fotografía, pintura, teatro, etc.) influyen en tu trabajo sobre la Amazonía?

Todas las artes de todas maneras influyen de una u otra manera en mi trabajo creador. La pintura, por ejemplo, es importante porque me permite visionar una realidad vista por los artistas plásticos de calidad que hacen surgir una selva distinta a la convencional del paisaje o del personaje plano. Esas visiones me permiten delinear situaciones o personajes presentes en el imaginario como me ocurrió con mi libro de cuentos Inquilinos de las sombras. Pero la influencia más perdurable y más constante es la música, concretamente de los ícaros o cantos shamánicos que hoy por hoy se puede encontrar en el mercado. Esa música, la música de Tito la Rosa, por ejemplo, la uso como música de fondo mientras escribo cualquier otra cosa. Es una música donde el chamán es el que canta que me permite unos transportes creativos tratando de desentrañar la médula de esas creaciones insuperables. Esa música me acompaña siempre y la prefiero sobre cualquier otra manifestación musical, porque es una música hermosa, profunda y que de todas maneras expresa la sabiduría de los chamanes de la fronda.

4. En tu trabajo literario, ¿Cuál es tu visión futura de la Amazonía? ¿Un espacio nacional, transnacional? ¿Cómo se puede percibir esa visión en la literatura peruana actual?

Desde que me senté a escribir concebí a la Amazonía como un espacio emancipado de sus taras y males. Era entonces mi aspiración que ese lugar del Perú se convierta en un lugar libre de traumas, libre de expoliaciones, libre de marginaciones. Consideraba entonces que ese ámbito tan alejado del país, tan ninguneado, iba a encontrar su camino en algún momento. Los años han pasado, he publicado algunos libros, han ocurrido una serie de acontecimientos que podrían desatar el pesimismo, pero yo sigo creyendo igual. Sigo creyendo que más tarde o más temprano se desatará el absoluto amazónico tendiente a vertebrar una acción política que saque del atraso y de la dependencia a esta parte del Perú.
En la literatura peruana actual la Amazonía ocupa un lugar aberrante. El gran tema de los escritores peruanos que tratan sobre la fronda es el burdel y la prostitución. Desde La casa verde de Mario Vargas Llosa esa vertiente se ha vuelto una tradición torcida y los autores repiten esa visión distorsionada del Nobel peruano. Entonces no hay ninguna posibilidad de mirar hacia el futuro y la Amazonía queda relegada a un lugar de promiscuidad exagerada. Desde ese punto de vista no hay ningún futuro para la región verde, algo que para mí es totalmente inaceptable.

Nota de los editores: Las entrevistas publicadas en este medio cuentan con la autorización de los autores y autoras para su difusión y no tienen fin de lucro.

Huellas ecológicas en la escritura de la Amazonía

¿Caos con sentido?

Publicado: septiembre 24, 2019 en Uncategorized

Cuando se piensa en las capitales de los países, por lo general, se piensa, paralelamente e inconscientemente, que es también el centro legal. Ante esta información hay que hacer, dicho sea de paso, varias aclaraciones. En países donde la centralidad y cultura legal está más avanzada, y en otras, donde esta anda al ralentí. Recuerdo que en Lusaka a unos minutos de su Parlamento había una favela muy pobre donde regía las regulaciones no precisamente de esa parte del Estado o centro legal donde se producía las normas. Igual pasa en los países donde la construcción jurídica del Estado es muy débil, como es el caso de Perú, Brasil, Colombia entre otros. Un ejemplo de esa debilidad jurídica en su cumplimiento es el continuo goteo de muertes de líderes ambientales, hombres y mujeres. Estos líderes ecologistas (ecologistas mejor que ambientalistas) andan sin protección alguna y a merced de sicarios y grandes intereses empresariales, por lo general. Estas ideas me agolpaban un rato en mis paseos matutinos. Observaba que en el parque de El Retiro, con otras dimensiones, uno también anda vulnerable e indefenso legalmente. Es un inmenso parque donde concurren paseantes como yo y con diferentes edades y condiciones como los turistas, ciclistas de alquiler, patas en patinete, personas que trabajan en el parque en otros. Es un conglomerado variopinto de intereses como el de una madre corredora que marca el paso con un cochecito que lleva un bebé de una mano y atado al coche del niño el perro mascota, se detiene de cuando en cuando a contestar el móvil. En el Retiro no hay normas mínimas de circulación o no son claras, cada uno se guía por su instinto. Un ciclista puede pasar a milímetros tuyos a toda pastilla, puede ser por la izquierda, derecha o por donde él quiere, no hay restricciones. No hay una norma de conducción aquí en este parque que está a unos minutos del Congreso de los Diputados, centro legal de este reino de broncas. Es en toda regla una anomia, todavía no ocurre nada grave, mientras tanto el caos marca su sentido.

Tres poemas de José Watanabe

Publicado: septiembre 23, 2019 en Uncategorized

Tres poemas de José Watanabe

Ensayo sobre el despojo

Publicado: septiembre 22, 2019 en Uncategorized

A raíz de un incidente personal y cotidiano del ejercicio de la violencia de un mal vecino, me guardo los insultos para otra oportunidad y en otro foro, he estado dándole vuelta al significado de despojar. Me he dado cuenta que el despojo forma parte de nuestra gramática personal y del día a día. He huroneado que inclusive hay toda una producción antropológica sobre el despojo. Para delimitar un territorio, de alguna manera, tenemos que lidiar con el despojo, ya sea de lejos o muy de cerca. Aunque los despojos no sólo están relacionados a los derechos de propiedad o del ejercicio de la posesión, traspasan a estos. Me interesan más los habituales, de lo que vivimos todos a lo largo de nuestras vidas, de aquellos que apenas se sienten y que nos damos tiempo después de esa violencia. Una de las primeras acepciones del significado de despojar del diccionario de la RAE es “el de privar a alguien de lo que goza y tiene, desposeerlo de ello con violencia”. En verdad, que este significado tiene mucha miga así como lo que podemos entender por violencia. Como señalaba, vemos que a lo largo de nuestra narrativa personal hemos tenido despojos algunos muy evidentes y otros más sutiles e invisibles, casi ni se detectan. Por ejemplo, la bulla en Isla Grande es un acto de despojo, se priva de la tranquilidad, de una vida saludable a través del ruido que es una suerte de violencia. Es más, en muchos casos se ha aceptado con resignación. Aunque nadie lo valora en la dimensión de un despojo, la tranquilidad, desgraciadamente, es un valor venido a menos. Hay un concepto de ciencias sociales que nos puede ayudar a entender mejor que es el de las “preferencias adaptativas”, es cuando la gente define sus puntos de vista alterando su preferencia través por cosas que la sociedad ha colocado fuera de su alcance, o sin formar esas preferencias, así lo reseña la filósofa Martha Nussbaum, que para el caso de Isla Grande el bien de la tranquilidad ha sido alterada por la bulla y los insulares las han digerido o tragado como normal la batahola. Nos adaptamos sin más como suele suceder con los despojos diarios, que lo vemos y sentimos, pero que es mejor negarlo para aliviarnos.

Lágrimas de aceite

Publicado: septiembre 20, 2019 en Uncategorized

https://www.naranjasdehiroshima.com/2019/09/lagrimas-de-aceite.html

El pájaro carpintero

Publicado: septiembre 19, 2019 en Uncategorized

Cuando esclavizas a una persona, también esclavizas a las de delante y detrás
James McBride

Cuando trabajaba y trabajo investigando sobre el período cauchero en el libro del magistrado Carlos Valcárcel – personaje a quien la poeta Ana Varela ha seguido sus huellas y cuyas pesquisas se publicaran pronto, se menciona la famosa rebelión de Katenere, líder del pueblo Bora o Uitoto. El cónsul Casement también cita algo de la rebelión y, curiosamente, las aproximaciones hechas por antropólogos e historiadores locales pasan muy por encima, algunos ni lo citan, seguramente, razones tendrán ¿es la acaso la forma de hacer historia? La rebelión de Katenere en pleno horror del Putumayo tiene un gran significado que ha sido desdeñado por cierta bibliografía y por cierta manera de hacer historia. La literatura regional y nacional tampoco se ha acercado a esta rebelión, al contrario la han silenciado. Hubiera sido interesante recrear esta rebelión donde uno de los protagonistas eran las personas mayores y el manguaré. En la historia de la migración china se cuenta de una rebelión en la parte norte de Perú, pero, otra vez, la literatura peruana apenas se acerca a estas rebeliones; una gran novela sobre rebeliones es “La guerra del fin del mundo” de Mario Vargas Llosa. Estas ideas me venían mientras leía “El pájaro carpintero” de James McBride. He gozado de principio a fin con la novela, está sazonada con buen humor y sutiles reproches a quienes no creen en la causa contra el racismo, los propios negros que preferían ser esclavos que asumir riesgos. McBride con gran estrategia narrativa nos acerca a la vida y la insurrección de John Brown, un blanco abolicionista que se sublevó contra el racismo en Estados Unidos. La historia es una parte de la vida de Brown contada por Henry Shackleford, “Cebolla”, un niño de diez años que se incorpora forzosamente al comando de Brown después de una balacera en la que muere su padre y a quien Brown bautiza como Cebolla y cree que es una niña. El cambio de género le ayuda a sobrevivir en territorio hostil. En los peregrinajes por Estados Unidos, el Cebolla acompaña a Brown por diferentes ciudades y palpa en primera fila el ánimo abolicionista en los Estados de la unión. También conoce a grandes abolicionistas negros como Frederick Douglass, el encuentro con él es chispeante y risueña – se desacraliza a esos héroes bajándolos al suelo. Me parece que McBride nos revela las pistas para abordar una rebelión como Katenere. Ojalá.