A pocos días de iniciado el mandato de las nuevas autoridades en Isla Grande y en la región Loreto (Perú), la florestanía –la ciudadanía de la floresta, parece escuchar el mismo discurso y cántico que llega a saturar. Por ahora es resolver el pasivo que dejó la autoridad anterior (que es un serio problema de gobernanza) y, así obtener, seguramente, alguna exoneración de responsabilidades. En verdad, da un mal sabor de boca. No se observa ningún gesto, ni una palabra que sea diferente a la gestión anterior, sabemos que fue un desastre. Llama la atención que en la reciente visita de la Presidenta Boluarte la recepción acrítica a la mandataria de parte de las autoridades locales y regionales. Quizás sea la falta de proyecto sobre esta parte de floresta. Es una muyuna, bucle o vórtice que como amazónicxs debemos resolver.
P.D. En este río revuelto las huestes extractivistas avanzan a paso firme. Hay el ánimo de derogar los territorios de indígenas aislados y no contactados para dar paso al descepe incontrolado. Y, la respuesta institucional a la contaminación del río Nanay sigue siendo débil y contradictoria.