Lo que sucede es que en todas las matanzas de la historia hay sobrevivientes
Jorge Semprún
¿Se puede escribir sobre el horror? En una novela de J M. Coetzee uno de sus personajes se hace esa misma pregunta y contesta que no se puede escribir solo sobre el horror. Sería inaguantable. Es toparse contra un poso de la maldad humana. Que en una historia pergeñada sólo prime el espanto me parece, digo, que no se pudiera, corres el riesgo de salir chamuscado y sin fuerza. Emocionalmente quien escribe puede terminar desquiciado y pidiendo un psiquiatra. Puedes producirte un aneurisma. Es como vivir en el infierno teniendo como compañero de cuarto a Belcebú. Quien pasa por eso necesita a gritos un balón de oxígeno cada final del día, igual quien vivió en horror no puede vivir pensando las veinte y cuatro horas del día, sería un martirio que no conlleva a nada. Puede llegar a paralizarte y ser estéril, te anegas de culpa. Y bajo el umbral de estas mismas reflexiones se preguntaba, contestaba y replicaba el narrador de la novela “La escritura o la vida” de Jorge Semprún que pasó por la experiencia de vivir en un campo de concentración, Buchenwald. Escribir sólo sobre el horror sería una locura. Y Semprún lo tiene muy claro desde el principio, y la novela es aliñada con pasajes de la vida del personaje antes y después de entrar en el campo de concentración. Sientes más humano al personaje. Traigo esto a colación porque de las matanzas del Putumayo y de otras áreas lugares faltan las voces de los sobrevivientes y me preguntaba ¿Qué nos hubieran contado o que nos contarían de esos horrísonos episodios de sus vidas?, ¿Estaríamos dispuestos a escucharlos? Por eso el proyecto de recuperar la memoria de las víctimas es una asignatura pendiente y Leonardo Tello, Radio Ucamara, en Nauta ha dado los primeros pasos, apoyémoslo.