Archivos para enero, 2020

https://elpais.com/politica/2019/10/08/actualidad/1570537332_405137.html?ssm=FB_CM

Acuarela limeña

Publicado: enero 30, 2020 en Uncategorized

Cuando vuelvo a Perú una de las pocas ciudades que cambia, físicamente, es Lima, seguimos siendo un país centralista administrativa y mentalmente. Es de un centralismo en superlativo, defecto de diseño que a pocos interesa. Tanta es su fuerza que nos tiene aletargados e indiferentes, Antonio Gramsci condenaba esa molicie cívica, y contra el centralismo nadie levanta la voz. Nadie protesta. Además es una ciudad compleja, diversa y con más de doce millones viviendo de ella – es el problema del centralismo aunque miramos a otro lado. Se puede ver en los candidatos para estas últimas elecciones – en Perú los partidos políticos son casi de mínimos, de parte de ellos no hay ningún reproche al centralismo, sí lo hay, son tímidos como sí este modelo fuera la panacea y cura todos los males de un país asimétrico. Así andamos. Percibía en esos días que la vida política está empantanada por los casos de corrupción. Estos casos son una seria cortapisa para avanzar, más sí la mafia está en todos lados. En la televisión todos los días en los telediarios de la mañana se exalta la página roja: muertes, ultrajes, violaciones, asaltos están a la orden del día – muchas de las noticias son remojadas con xenofobia y ribetes de machismo. Pareciera que en esta patria no hay sosiego, la irrupción de la violencia política de una década deja sus huellas. Me ponía de los nervios tomar un taxi en Lima, no por los problemas de seguridad que los hay, sino por los brutales atascos en la ciudad. Es mejor no tomarlos en las horas puntas, hay que tratar de evitar o esquivarlos. Y aún así estos atascos ligeros son una tortura – me recordaba a Bogotá con los trancones. Se observa que las autoridades tratan de buscar soluciones aunque todavía no se traducen en un tráfico fluido. Inconscientemente tengo un baremo para medir el civismo de los que viven en una ciudad con el respeto a los pasos de peatones y el sonido del claxon. Aquí en Lima están a años luz de cumplirlos. Nadie respeta el paso de peatones, te meten el carro sin más – esa prepotencia tan estructuralmente peruana (¿sólo peruana?), y los conductores tocan el claxon sin venir a cuento hasta irritarte. Es Lima, con todas sus contradicciones y esperanzas.

Dentro de Auschwitz

Publicado: enero 29, 2020 en Uncategorized

https://elpais.com/cultura/2020/01/16/babelia/1579187825_659462.html

Un Pigaffeta moderno

Publicado: enero 28, 2020 en Uncategorized

Para el viaje de unos días a Perú había seleccionado un par de libros que lo leería en las pausas y treguas. Así entre los escogidos estaba el texto de Werner Herzog, Conquista de lo inútil, una suerte de dietario de su periplo amazónico mientras filmaba la película Fitzcarrald. El diario empieza fechado en junio de 1979, para mi vida personal, ese año y ese mes estaba en el último año de secundaria en el colegio San Agustín y mi interés por leerla era ver como pergeñaba la ciudad en la que vivía entonces, sobre todo vista por un extranjero que podría estar en la antología de viajeros que pasaron por Isola Grande. Me parece que Isla Grande para Herzog era un pueblo grande con personajes pintorescos como el ya finado Huerequeque, que también fue un actor secundario en la película. Muestra una ciudad precaria, a ratos me recordaba a los viajeros de principio de siglo XX que pasaban por el puerto difunto y veían cerdos paseándose por sus calles. Semanas antes había incursionado en el libro de Antonio Pigaffeta sobre su viaje alrededor del mundo donde va describiendo paisajes y personas que va observando a lo largo de su recorrido – la cita a este viajero italiano no es gratuita. Me parece que el mismo asombro a la alteridad que tenía Pigaffeta lo llevaba Herzog cuando visita la selva amazónica. A veces, se tiene la impresión que él pensaba encontrarla vacía y se topa con diferentes actores sociales que no lo dejan tranquilo, amén de su tensa relación con Klaus Kinski, a ratos parece un demonio de egoísmo. Las poblaciones amazónicas en determinados momentos fueron un engorro para la filmación, al mismo tiempo, retrata a ciertos dirigentes indígenas como muy levantiscos con su proyecto y luego pasaban por la oficina a solicitar trabajo. En su diario cuenta Herzog que encaramado en una moto se mete al aeropuerto perseguido por unos policías, es una imagen para una película de Hollywood de un gringo chalado poniendo patas arriba a un pueblo, pero es Isla Grande. Da la impresión que este viajero y cineasta con toda la carga pesada de la mochila personal comprendió poco la selva y sus poblaciones. Mientras tanto yo, andaba en mis guerras civiles personales, ese año terminaba el colegio y tenía que tomar decisiones.

La voz de los cuentos perdidos

Publicado: enero 27, 2020 en Uncategorized

https://elpais.com/sociedad/2019/03/15/actualidad/1552647445_804771.html

Leía el comunicado de la entidad regional de Cultura de Loreto en Perú, con sede en Isla Grande, en el cual se solicitaba al Alcalde de esa extraña ínsula que paralizara las obras que había emprendido en plena Plaza de Armas del puerto difunto de manera inconsulta y que no se adecuaba a ley. Además, lo hacía con ánimo persuasivo y cumpliendo con el deber de velar por el patrimonio monumental de toda la población insular. Hablando en plata, la decisión del Alcalde era un atropello en toda regla. Alguien del entorno edil tuvo la brillante idea, y seguramente sugirió al primer concejal de la isla, que pusiera unos toldos en cada banca de la Plaza de Armas (¿o plaza Mayor?) para que esta luzca mejor y los parroquianos pudieran sentarse allí para charlotear. La decisión del burgomaestre insular era una metida de pata descomunal ¿habrá una voz perversa que aconseja al oído al alcalde como debe arruinar la Plaza de Armas y afear la ciudad?, ¿ha sido legal que el alcalde irrumpa en la Plaza de Armas, con cuadrillas de trabajadores, a colocar los puñeteros toldos? Es una pena que la torpe decisión adolezca de legalidad, y por qué no, de sentido común. Primero, que la Plaza de Armas está dentro de los bienes culturales que han sido declarados patrimonio monumental, desde hace un tiempo atrás porque recuerdan a un determinado histórico de la ciudad cuando se cruzó el llamado progreso con la barbarie por la explotación cauchera; los consejeros y turiferarios de la primera autoridad municipal, deberían haber leído las normas de protección cultural antes de invadir este bien monumental. Las autoridades deben ser los primeros en cumplir la ley si no lo hacen estamos ante una pasmosa arbitrariedad. La declaración de bien cultural obliga, a las autoridades y al público en general, a cumplir con ciertas exigencias de protección y defensa como es el de mantenerlo inalterable o sí se va a intervenir, sí fuera el caso, se contara con la opinión vinculante – porque es la autoridad competente, de la entidad de cultura. Es decir, son reglas básicas y de cierto sentido común. Es por eso, que la reacción del Alcalde ante el comunicado de la autoridad de cultura en la región es desproporcionada porque debe cumplir la ley y debió consultar a quien corresponda. El mismo alcalde reconocía en una entrevista que contará, en el futuro, con un asesor cultural ante la barrabasada que acaba de cometer, en el fondo no me parece mala idea. Un consejo hasta de un conejo, señor Alcalde.

https://elpais.com/cultura/2019/11/05/actualidad/1572951676_240875.html

¿Una biblioteca en el Putumayo?

Publicado: enero 23, 2020 en Uncategorized

Leía hace poco que en uno de los campos de concentración nazi, no de exterminio, uno de los detenidos pudo acceder a esa biblioteca y leer algunos textos literarios. Esa lectura, en parte fue su salvación mientras estaba en ese malhadado recinto. Le ayudó a afrontar la situación de muerte que vivía. Es muy curioso, y hasta asombroso, que la barbarie y la civilización ocupen ese mismo espacio, la del recinto, digo. Se confundan. Aquí tenemos un claro ejemplo, de la lectura como cura frente a lo ordinario. La lectura te aparta, por un momento, del horror que se vive. También en la vida actual, ante el desfile de la miseria humana en sus múltiples manifestaciones como la corrupción, por ejemplo, una dosis de buena lectura nos puede dar ideas para dar resistencia desde tu propia trinchera. Mientras leía que había esa biblioteca en un escenario tan espantoso como un campo de concentración, se me vino a la memoria una pregunta sí en las estancias del Putumayo, en el período cauchero, ¿en esas estancias se leía? Sí se leía ¿qué se leía?, ¿en Isla Grande que se leía? Recuerdo que algunos “intelectuales caucheros” leían a O. Spengler (agorero de la decadencia de Occidente, lo escribió casi al terminar la primera guerra mundial y en el barrunto de derrumbe del boom cauchero), pero en las estancias gomeras de la barbarie se leía algo, insisto en tono de pregunta. En uno de los testimonios indirectos del infierno del Putumayo se decía que los capataces caucheros prohibían que los Uitoto celebraran reuniones para mambear coca porque allí se contaban historias ¿estas historias relatadas y recreadas por los más viejos de las aldeas acaso no era una forma de lectura? Así tenemos que en un mismo escenario como la floresta de Perú se daba, otra vez, la desventurada concurrencia de la barbarie y la llamada civilización, parecen hermanos siameses que se funden hasta parecer un solo, como lo advirtió Walter Benjamin. Esta misma situación, llevándola a un escenario como Guantánamo o en un Centro de Detención para Inmigrantes, donde hay personas injustamente detenidas ¿Qué se lee?, ¿habrá bibliotecas? Entre la fronda de preguntas me asalta el verso de la poeta Ana Varela: y anuncian progreso/ y anuncian barbarie.

https://elpais.com/elpais/2019/10/03/planeta_futuro/1570111306_507519.html

Encuentro con lectoras

Publicado: enero 21, 2020 en Uncategorized

La rentrée en diciembre a Illa Gran me deparó un grato encuentro con lectoras. Sí, sí, eran las entusiastas alumnas del tercer grado del colegio “Sagrado Corazón”. Las novelas escogidas para la charla fueron “Estanque de ranas” y “El búho de Queen Garden Street”. Se aprovechó la vuelta a la ínsula para este encuentro que lo coordiné desde Madrid con Isela Ríos. También sacamos tiempo con un grupo de alumnas, alrededor de veinte, para pasear por la zona monumental con las páginas de la novela en la mano que aludía a un edificio de esta área protegida y se leía un párrafo, fue una experiencia lúdica, con el ánimo de vivir y buscar más interpretaciones al texto. El encuentro fue en el salón de actos del colegio que desde la entrada iban dando pistas sobre la lectura de la novela. Habían orlado y pegado en un anaquel carátulas de las novelas, fotografías de la época del caucho, citas y preguntas sueltas, epígrafes del libro que habían seleccionado y para discutirlo. Mientras leía en los anaqueles los apuntes y recortes, decía para mis adentros, que los textos están para eso: interpretarlos. En verdad, ha sido gozoso observar el interés de parte de las profesoras y de las alumnas del colegio alrededor de la organización del encuentro y de los textos bajo interpretación. No sólo se ciñeron al texto sino que teniéndolo como referencia, algunas alumnas apostillaron una melodía y un rap -lo que da de sí la imaginación, alrededor del personaje de “El búho de Queen Garden Street”, un niño uitoto perdido en la bruma londinense entre viajes y confusas cartas de navegación. En estos eventos hay una pregunta constante, es sí lo novelado es un hecho autobiográfico, todas las novelas pasan por situaciones que le han pasado a uno, pero llegado a este punto empieza el trabajo de ficción del autor o autora. De la invención. De la fábula. Pasadas estas líneas, queda en las manos de las lectoras que es cuando un texto comienza a andar. En el extenso terreno de la fantasía no podemos dejar de aludir a la célebre novela “Don Quijote de la Mancha” que parte de los libros de caballería leídos por Alonso Quijano, ese barbado manchego cincuentón. Este se había empapado de estos folios y sale a buscar las aventuras en el mundo real que se parecen a lo leído, causándole el paso a la realidad más de un desasosiego. Estamos en un terruño donde la realidad y la ficción están separadas por unos centímetros. Eso es lo que nos ocurre con la lectura, que da pie a imaginarnos y a viajar por comarcas impensables, a sentir los pesares, alegrías y agonías del personaje. Hay una relación corporal con el texto. Nos compenetramos con él. A discutir con quien escribió el texto. A comulgar o discrepar desde el respeto al libro, eso es lo fascinante de la lectura. Una amiga me comentaba que con la novela de “El búho” se pudiera coger un mapa y trazar las líneas andariegas de los lugares que van desde el Ampiyacu, Long Island hasta Londres o Dakar en Senegal, es lo que hace la lectura, impulsar ideas. Este encuentro con las lectoras ha sido estimulante, espero que todos hayamos gozado del placer que impulsa el viaje de leer.

P.D. Agradecer a las profesoras del Sagrado Corazón que hicieron posible este encuentro con la lectoras: Isela, Rosa, Selia y otras que han estado entre bambalinas. Muchísimas gracias.