Archivos para febrero, 2020

https://elpais.com/cultura/2020/02/21/babelia/1582281939_158766.html

Memorias refractarias

Publicado: febrero 27, 2020 en Uncategorized

Han pasado más de cien años de lo ocurrido en el Putumayo y de otros lugares de la manigua, de las muertes violentas de integrantes de pueblos indígenas en manos de los dueños de las caucherías y de la omisión del Estado peruano en estos asesinatos, pero a pesar de los años y de las maniobras para olvidar lo sucedido, existe una parte de la memoria colectiva que no quiere olvidar lo ocurrido y que pide que saquemos lecciones de lo que aconteció. No es una memoria revanchista ni usurera como se quiere hacer pensar, no. Nos dice que esas lecciones del pasado nos sirvan para enfrentar el presente. Lo que está ocurriendo con los derrames de petróleo en los ríos de la floresta – es la muerte silenciosa que mencionó Rachel Carson, donde se camina con cierta morosidad en los procesos administrativos y judiciales está dando paso a la impunidad, al no señalar a los responsables de parte de las autoridades es una muestra de ello. Hay maniobras dilatorias para no buscar a los responsables, esta es una manera de mirar hacia otro lado y bajar los brazos. Esta parte de la memoria resistente nos espolea estar alertas, despiertos, no dormirnos en nuestro regocijo. En otras de las lecciones que pide esa memoria resistente de lo ocurrido en la extracción de la goma es que el descepe de los recursos naturales bajo el modelo económico actual es lesiva contra los intereses de la comunidad de seres vivientes. Es un sistema insaciable que cada día pide más y más. En la época del caucho se desarboló el bosque, esto no puede volver a ocurrir porque únicamente ha traído y trae perjuicios. Una situación a reparar es que a pesar de hacer lo indecible, para borrar u olvidar lo que ocurrió en ese funesto periodo de la historia en la Amazonía, es la terquedad de esta memoria resistente de estar indicándonos que el camino no es por ahí.

https://www.eldiario.es/economia/filosofo-senegales-Felwine-Sarr-Africa_0_975702662.html

Está bueno culantro…

Publicado: febrero 25, 2020 en Uncategorized

Las redes sociales es un bestiario del comportamiento humano digno para escarbar en este mundo líquido. Hay muchos perfiles y pelajes. Alguien señalaba que es el espacio para fortalecer el egoísmo en sus múltiples manifestaciones. Te piden que coloques una fotografía – claro no pones cualquier foto sino la que más te guste o que pueda gustar a los que husmeen tu pared virtual (parecen actores o actrices famosas), que digas lo que haces o no haces. Preferencias. O inclusive se pide los hobby de cada uno. Además da paso que en el muro publiques casi todo, me cuentan que algunos van contando hasta los detalles mínimos de su gris vida. Además es un nicho genial para las empresas y el Big data, el derecho a la intimidad queda en entredicho, porque ellas, el Gran Hermano sabe al milímetro tus gustos y necesidades. No es extraño que a raíz de la última mudanza en nuestros correos saliera la publicidad de lo que estábamos necesitando en ese momento, esta preocupación aumentó cuando se publicó la noticia que algunos teléfonos móviles escuchan las conversaciones de los usuarios. Estamos en las manos instrumentalizadas de este Big Brother que todo lo sabe y ve todo. Estamos vendidos. En este engranaje del Big data encontramos por el FB con el pata o la pata que va publicando epígrafes de lo que dijo un escritor o escritora, filósofo o filósofa, o de escritores de autoayuda, y los “postea” a sus patas. “Bueno es culantro, pero no tanto”, dice un dicho peruano. Está bien una vez, pero no cada día que estomaga. Hay un inflación de estos mensajes en esa dirección que algunos son muy edulcorados y el pata los sigue enviando sin ningún empacho ni reparo. Se ha propuesto el tío o la tía que para empezar el día debe buscar la frase y postearla, gran trabajo. Aunque sería bueno que dijera algo él o ella, pero no citando a otros. Seguro que no postearía tanto.

¿Líos en las tumbas?

Publicado: febrero 23, 2020 en Uncategorized

Ihla Grande de ser una ranchería ha pasado a ser una ciudad amazónica que alberga alrededor de seiscientos mil almas, según algunos cálculos conservadores. Sin olvidar a lo Ikito que eran los primigenios posesionarios de esos charcos y hoy andan exiliados obligadamente por el río Pintoyacu. La ciudad ha crecido a golpe de booms. Cada irrupción de estos estallidos económicos ha ido de la mano de la expansión urbana, desordenada, de la ciudad. Hasta ahora la ciudad anda desnortada, lamentablemente. Para muchos la isola se ha convertido en una ciudad donde se asienta la burocracia. Otros agoreros, muy pesimistas, lanzan profecías que la ciudad con el tiempo será abandonada. A pesar de todas estas sentencias y premoniciones es una ciudad donde el jaleo nunca falta. En el boom cauchero hubo una fuerte expansión extranjera por el espejismo de renta fácil y rápida que producía la Hevea brasiliensis. Una parte de esa migración extranjera fueron los denominados judíos sefarditas que venían de Tánger, Fez, Marraquech, Casablanca. Una gran fuente de consulta es el libro Ariel Segal sobre los judíos en este lado de la fronda. Era un grupo económicamente consolidado en la ciudad como el caso de la Casa Toledano, por ejemplo. La migración como toda aventura humana lleva contingencias, entre ellas está la parca. Es por ello que un grupo de judíos compra una parcela en el cementerio (algunos señalan que fue una donación) para enterrar a sus deudos de esa procedencia en el cementerio de la calle Alfonso Ugarte. En estos últimos viajes me he paseado por el cementerio judío de Illa Gran (igual he hecho en Tánger, Marraquech, Praga) con muchas preguntas sobre ese viaje desde la Ciudad blanca, así llamaban a Tánger, hasta Long Island, seguro que no fue fácil. En esos garbeos por el cementerio me he dado cuenta, y me llamó la atención, que algunas tumbas de personas ancestralmente judías están fuera del cementerio, se puede ver la estrella de David de por medio ¿Qué es lo que está sucediendo?, ¿qué llevó a tomar la decisión de una tumba fuera del cementerio? Me atrevo a barruntar que hay, de por medio, algunas riñas, pero que ignoro, solo especulo. Estas tumbas fuera de los linderos del cementerio judío es la metáfora de lo que está ocurriendo con esa comunidad. Seguro que hay muchas interpretaciones y razones.

‘Pequedragas’: la nueva modalidad usada por los mineros ilegales en la Amazonía de Perú

Sumergidos en los folios

Publicado: febrero 20, 2020 en Uncategorized

Desde hace un tiempo el invierno que cae en Madrid no es el mismo. En plena temporada de frío hay temperaturas primaverales u otoñales. Al mismo tiempo, se ha afrontado la venida de temporales que ha dejado buena lluvia, pero los nativos se quejan que ya no es el mismo tiempo de antes ¿es una clara señal del cambio climático por más negacionismo de por medio? Leía en un anuncio de un autobús algo así que no permitas que Madrid se convierta como Marrakech e invocaba a la ciudadanía hábitos a favor del ambiente. Así en medio de esas temperaturas templadas y temporales me sumergí en la lectura de “Solsticio” de Joyce Carol Oates y el puñado de relatos de la escritora mejicana Margo Glantz “Historia de una mujer que caminó por la vida con zapatos de diseñador”. La aventura lectora es siempre un salto al vacío y estás revestida de soledad, no sabía lo que me iba a pasar con las lecturas de estas dos escritoras. Eso es lo mágico de la lectura que caminas en el filo del abismo. En el caso de Oates, es una candidata al premio Nobel y es una prolífica novelista. Narra la historia de dos mujeres con cartas de navegación personales muy propias. Una salía de un divorcio y otra artista viuda de un connotado escultor. Una con una personalidad muy arrolladora y la otra expectante con lo que va descubriendo en su renovado estatus de soltería. Pone al límite las emociones, a pesar de tensar el relato el final te deja con un sabor agridulce. En las historias de Glantz gira en torno a su ¿alter ego? Nora García. Es una prosa muy elegante, pareciera que dibujara en el aire y te envuelve. No es ríspida. A ratos puede parecer superficial, pero es engañosa esta postura, es muy irónica con lo que le pasa y con los alrededores. El último relato “Palabras para una fábula” describe las experiencias y sus repercusiones de una mamografía, muestra su gran destreza literaria. Con estas experiencias lectoras el cambio del tiempo se lleva mejor.

https://elpais.com/elpais/2019/12/31/planeta_futuro/1577796647_971760.html

Retratos

Publicado: febrero 18, 2020 en Uncategorized

Leía en una entrevista que caminar y estar en silencio, dependiendo el contexto del silencio, es una forma de resistencia. Aunque el silencio, en situaciones extremas, puede lindar con cierta complicidad. Con respecto al caminar sí lo tengo claro, el caminar sin tantos artilugios sobre los oídos, sobre el brazo que parecen quienes caminan unos mecanos medioevales y sobre todo ensimismados en su propia burbuja como casi despreciando el entorno. Bloqueando lo que el mundo les pudiera brindar. El caminar que cito es resistir a esa forma de vida individualista, que va ornamentada de tecnología superflua ¿se puede caminar o correr escuchando música? Al menos no podría, o uno o lo otro. Me refiero al caminar de manera clásica – si se puede llamar así, con un par de buenas zapatillas o descalzo y pensando sobre las historias de la vida (la vida de cada uno es una enmarañada historia, vivimos entre historias y tejiendo historias), mirando y escuchando lo que pasa alrededor. Disfrutando. Sintiendo el crujido de las hojas al pisarlas u observar a los pajarillos en pleno vuelo. Deteniéndose en los rostros de las personas que pasan, en sus mascotas. Hace unos días, a final de año pasado y principios de este, en esas jornadas donde las fiestas no nos dejan respirar, caminaba gozosamente en mis garbeos matutinos y me detuve en el rostro de una persona enjuta, vestía una chaqueta verde que combinaba con su gorro verde claro. A lo lejos daba el aspecto de un cazador. El pantalón era verde oscuro y de zapatillas de una marca conocida. Me llamó la atención por su paso ligero, casi iba corriendo y no caminando. Sus prisas le hacían casi levitar sobre el suelo ¿por qué tanta prisa? Cada retrato de una persona o personas hay que hacerlo en segundos, fracciones. Caí en cuenta que al lado llevaba a un perro esmirriado como él que corría como el presunto dueño, no sé quien hacía correr a quien. Sabemos que mascotas que conducen a sus dueños, estos están bajo la servidumbre o voluntad del can. Pero aquí parecía que había complicidad en ir corriendo. En esas miradas rápidas me di cuenta que ambos se habían mimetizado: tenían el mismo rostro de bocas trompudas, y muy delgados, vestidos de verde.

https://elpais.com/cultura/2020/02/12/babelia/1581501793_170162.html