Archivos para marzo, 2022

Las declaraciones de un joven líder social de la comunidad LGTBI han desatado una ola de insultos e infundios, rayos, relámpagos y truenos, en los diferentes predios de la ciudad insular y en otras partes del globo. La noticia eran sus palabras en titulares de un medio local, sobre aspectos biológicos de los cromosomas, pero en clave política. De la política del ágora, de la palestra. Pero lo tomaron a mal los guardianes de las esencias del palustre, que cuando pueden te enrostran los libros de la moral en la cara. Sacaron a relucir las argumentaciones de las más prosaicas y disparatadas – cuando leo este tipo de opiniones me pone triste porque demuestra que el nivel de civismo está por los suelos o en suspenso. Cuanto falta hacer en la asignatura de ciudadanía que los sectores conservadores se oponen por incluir las cuestiones de género. En esta muyuna o guirigay, no se salvan ni los progres amazónicos (o del machismo leninismo como resaltaba en su momento Luis Pásara), que tienen la mollera tan dura como sus ideas. Los más moralistas de los «opinólogos» apelaban a la Biblia y a cuestiones de la biología (como si la biología o la ciencia no estuvieran trufadas de política), como los ingenuos creacionistas de Estados Unidos que niegan el avance de la ciencia y todo lo depositan a la creación divina. Entre los argumentos del creacionismo tropical se decía que solo hay dos géneros, cosas ya superadas en las ciencias sociales y biológicas. Algunos de esas opiniones estaban adobadas de cinismo e hipocresía, como la ya clásica, no estoy contra los homosexuales, pero esas opiniones dan una mala imagen a la ciudad ¿?. Piensan los de afuera, alegaban, que aquí es Sodoma y Gomorra, que la isla es un gran burdel, que las mujeres del trópico son putas, los más refinados bramaban que eso no es cultura amazónica, entre otras opiniones y sandeces fuera de lugar que distorsionaban de mala manera lo que había dicho el líder amazónico de la comunidad LGTBI ¿Qué sociedad amazónica estamos tratando de construir? Cada vez estamos con luces cortas.

Carlos Reyes Ramírez

Poemario «Ukamara. ojo de serpiente»

Estamos ante un solo poema dividido en tres secciones. Un poema total según las aspiraciones mayores. En la primera sección, De buhoneros y barajas, asistimos al despliegue de personajes y emblemas del mundo ribereño: «el viejo Caterpillar amarillo», «un barco donde las máquinas se han destruido y se ha detenido el mundo», «el metal que fulgura en cada golpe sobre la madera saqueada de los bosques indefensos». No es ninguna leyenda; cualquier amazónico conoce ese mundo de los tahúres en las prolongadas noches de navegación. Lo importante en esta versión es la entonación. El poeta no narra. El poeta canta. Y su palabra evoca segmentos, retazos de vida en el fluir del río. Tampoco es mito ni leyenda. Realidad cantada con una fuerte voluntad de denuncia. Nos habla de «naipes marcados por el etnocidio en tierras amazónicas». Nos advierte: «Se escuchan Sonidos de árboles crepitando, se derraman improperios y odios soterrados y todo perece y todo renace».

La segunda sección, Universo Ukamara, es el núcleo de esta bomba de relojería que lentamente, paso a paso, nos conduce hacia su revelación. «Por aquí, grandiosa Ukamara, han pasado los barcos cubiertos de sangre y leche de árboles mutilados. Aquí los viejos trastos, arrinconados asesinos, varados en las playas, se han vuelto urinarios de los inadaptados, violentos ataúdes donde las aves depositan sus desechos». Once piezas integran esta estancia. Once piezas donde se canta al amor, a los barrizales, a los pescadores, a los primates, a los platanares, arrozales, las nubes, las batallas, los tiempos de plaga. Se canta al Dios creador del mundo: «Ukamara creó los astros errantes en el infinito y encajó el microbio que preñó a la boa de donde nació el primer hombre». Se canta desde Ukamara: «El horno nuclear ardiendo por millones de años…» ¿Ukamara espacio del mito? ¿De qué mito? De la vida cotidiana, de los barcos, de la maquinaria pesada que contribuye al saqueo de la naturaleza, la codicia, la usura, la prepotencia contras las poblaciones locales: «Marzo 1964. Una lluvia de bombas y balas se ha derramado sobre los cuerpos de mujeres y hombres en la húmeda espesura. Una ráfaga de aire impuro recorre los terrenos donde se alza, legítima, la vasta autoridad de Ukamara». Elementos todos que nos desbordan aislados de la realidad que las engendró, pero que aparecen de pronto como lo que son: manifestaciones de la ideología de la explotación. “Los campos huelen a follaje quemado y, altísimo, el humo nos advierte de los despojos: una batalla desigual sobre campos Matsés. El libro entero es en realidad una batalla de desmitificación. «Sobre la copa de los árboles sobrevuelan helicópteros y aviones y es el preludio inclemente de la pólvora que desata la muerte».

Animales de diciembre es la sección final. Y ahí arde con luz propia el poema de cierre de todo ese mundo, Vocación. «Mi vocación fue ser navegante y gambusino en los ríos donde vi el amor de la gente germinado como semilla de aguaje en busca de sol y sabiduría». En este poema el poeta nos da la clave de su singular punto de vista en nuestra poesía. Habla desde la minuciosa observación. Canta desde el descubrimiento         científico: «Conocí el mundo por el ojo izquierdo de un microscopio…» sostiene Carlos Reyes Ramírez en el poema insignia del libro. Desde ahí habla del “mecanismo fisiológico el poema” o del «vértice del universo vaciante».

Libre de las coacciones del verso, la opción del versículo le permite desarrollar su propuesta sin entrabe alguno, fusionar visiones del mundo en crisis con estampas de ese gigantesco universo fluvial. Y dentro de ese espacio consagrar el canto al espíritu lógico de su madre: «Alguna vez dije entre amigos de la infancia que mi padre era un viento rojo. No estoy seguro si quienes escucharon esta aseveración estuvieron de acuerdo conmigo. Nadie logró comprender el extraño lenguaje de un muchacho rural, además del desconcierto que la frase producía entre los mataperros que fuimos: niños sin zapatos que deambulaban por las calles de Iquitos. Mi madre me dijo que Raúl Aquiles, mi padre, no era nada de ese viento al que yo hice mención casi al borde de la arrogancia infantil. “Es un invento tuyo”, la escuché decir mientras preparaba tortillas de huevo y una bebida ardiente de plátano. Y mientras caminaba de la cocina a la huerta continuó entre los muebles con su apagada voz. Era raíz vegetal, caliente, igual que fariña sobre blandona».

Ukamara es al mismo tiempo tanto un canto a la madre como al padre: «Mi madre me nombró como a un dios bizarro en plena creación. Y digo madre, porque mi padre solo fue una ilusión en la soga de los muertos, una marea acompañada de icaros y vomitivos gusanos coloridos como el ojo de la ayahuasca». Las cosas claras, sin leyendas ni tortícolis sentimentales. El poema es un canto a los habitantes de ese triángulo que conforman la confluencia del Ucayali con el Marañón antes de convertirse en un canto a los misterios de la Amazonía entera, sin por eso encerrarse en la égloga regionalista: «De lejos se ven mejor los desperfectos del mundo y así miramos a los niños turcos que huyen de la guerra y son pasto de la xenofobia».

Estamos ante un universo abierto y al mismo tiempo asediado por el extractivismo en sus diferentes versiones. Un universo milenario en el que han cohabitado desde siempre diversas etnias masacradas por la incurria política. Todo eso y mucho más reside, bulle, germina, florece en un flujo de imágenes en el que no hay rupturas con el habla habitual, en el que no hay cojeras en la expresión. Tampoco hay pavor ni asfixia. Hay sí una profunda identificación con el ser amazónico, con ese universo engrandecido por una mirada generosa, cargada de serenidad en la que está ausente el conformismo. El anhelo del canto nuevo enunciado en el libro que inscribió la voz de Carlos Reyes Ramírez dentro del contexto nacional, ha vuelto a plasmar en este Ukamara, ojo de serpiente. Ha vuelto a reconciliar la realidad y la vida del ser humano, el objeto y el saber.

Jorge Nájar.

París, marzo de 2022.

* Carlos Reyes Ramírez. Ukamara, Ojo de serpiente. Pakarina Ediciones. Lima, 2022.

Cada 16 de junio del año, un grupo de personas vestidas a igual que los personajes del «Ulises» de James Joyce, salen a dar un paseo literario por Dublín, leen pasajes de la obra e inclusive comen potajes para mimetizarse con los protagonistas. A este peregrinaje literario le llaman el «Bloomday», en honor a su personaje Leopold Bloom, además, la novela transcurre en un solo día. Ese mismo empeño y tesón de esos seguidores de Joyce, lo tiene el poeta amazónico Jorge Nájar por César Vallejo- ha escrito una novela sobre el autor de «Trilce». Así con ese ahínco ha repujado «La ruta de Vallejo en París». Nájar con la paciencia de un investigador exhaustivo ha ido identificando las diecisiete paradas, basándose en la obra de Vallejo y de otros textos, que aluden al vate peruano más universal. Cada mapa o ruta literaria trazada supone una gran cuota de imaginación de quien lo recorre y de quien lo delineó. Recuerdo que en París Jorge nos llevó por algunas de estas paradas literarias, que las explicaba con gozoso detalle. Con esos exquisitos ingredientes, recorramos el París de Vallejo de la mano de Jorge Nájar.

Aquí el mapa, al lector o lectora, le toca recorrerla con grandes dosis de fantasía:

Jorge Nájar y Miguel Donayre Pinedo, en un peregrinaje en París

Sepulcro de César Vallejo, Cimitière de Montparnasse

UNO:

161 rue Saint Honoré. 75001 – París

Café de La Régence

El café La Regence, mencionado por Vallejo en el soneto Sombrero, abrigo, guantes. En los años 20 todavía existía el Café La Régence. En la actualidad en ese emplazamiento se encuentra el Office National Marocain du Tourisme.

Enfrente a la Comedia Francesa, está el Café

de la Regencia; en él hay una pieza

recóndita, con una butaca y un mesa.

Cuando entro, el polvo inmóvil se ha puesto ya de pie.

Entre mis labios hechos de jebe, la pavesa

de un cigarrillo humea, y en el humo se ve

dos humos intensivos, el tórax del Café,

y en el tórax, un óxido profundo de tristeza.

Importa que el otoño se injerte en los otoños,

importa que el otoño se integre de retoños,

la nube, de semestres; de pómulos, la arruga.

Importa oler a loco postulando

¡qué cálida es la nieve, qué fugaz la tortuga,

el cómo qué sencillo, qué fulminante el cuándo!

“En el café la Régence, o a la puerta de dicho café, conoció en 1926 a Henrriette Maisse, con la que convivió hasta 1928,”

Américo Ferrari, César Vallejo, Obra poética.

DOS:

28 rue Odessa. 75014 – París.

Hotel Odessa.

Primer hotel en el que se alojó Vallejo al llegar a París. La habitación quedaba en el quinto piso.

“Llegué ayer 13, a las 7 de la mañana, en el Expreso de La Rochelle. Mi salud buena. He visto aún poco. La Torre de Eiffel, Cuartel de los Inválidos, el Sena, el Arco del Triunfo, los Campos Elíseos, el Palacio y el Lago de Versalles. Esto no es nada. París no tiene principio ni fin. Es para no acabar.”

Carta manuscrita dirigida a su hermano Víctor Clemente el 16 de junio de 1923, en papel membretado del Hotel Odessa.

César Vallejo, Correspondencia completa.

TRES:

La Rotonde, 105 boulevard Montparnasse, 75006 – París 75014

Los cafés y bares del eje Vavin eran los lugares de encuentro en los que los artistas de los años veinte venían a conocer a sus pares.

“¡La Rotonda!… hipogeo ambiguo, tablero iridiscente, ruidoso alvéolo de sarna cosmopolita. He aquí el café sonoro, amado de los artistas, de los vagabundos, de los snobs y de las faldas inciertas, entre Mimí y Margarita, entre griseta y garçonne…”

César Vallejo, Artículos y crónicas completos.

CUATRO:

Rue Riboutté, 75009 -París. 

Calle abierta hacia 1780, en la actualidad une la rue Bleue (ex rue d’Enfer) con la rue La Fayette. Vallejo alude a esta calle en su poema Alfonso: estás mirándome, lo veo. Alfonso de Silva, nombre “de pluma” del compositor peruano Alfonso Silva Santisteban (1903-1937).

Alfonso: estás mirándome, lo veo,

desde el plano implacable donde moran

lineales los siempres, lineales los jamases

(Esa noche, dormiste, entre tu sueño

y mi sueño, en la rue de Ribouté)

Palpablemente,

tu inolvidable cholo te oye andar

en París, te siente en el teléfono callar

y toca en el alambre a tu último acto

tomar peso, brindar

por la profundidad, por mí, por ti.

César Vallejo, Obra Poética.

“Y aquí nos tuvo usted, a tres en una cama hasta que después de 3 noches, con sus respectivos días, consiguieron penosamente otros 100 francos prestados y los acompañé a instalarse en un hotelito de la rue Riboutté, el Square Hotel, donde tomaron una chambre por 15 días.”

Carta a Carlos Raygada del 10 de setiembre de 1923.

 Alfonso de Silva, 110 cartas y una sola angustia,

CINCO:

3 rue Vercingétorix.

A inicios del siglo XX, la rue Vercingétorix estuvo asociada a la intensa vida artística del bario de Montparnasse. Allí se hallaban los talleres de pintores como Pablo Gargallo, Julio González, Jean Toth, Max Jiménez, entre otros. En el atelier nº 15 vivió Vallejo desde fines de 1923 hasta fines de 1925. Desde los años finales de la década del setenta los talleres cedieron el espacio a  una zona verde.

“Algo asombroso era aquel atelier. en el que el autor de “Los Heraldos Negros” pasó varios meses de su más infausta bohemia. Después, cuando el Cholo mejoró la condición de sus finanza y se traslado al elegante barrio de La Opéra, lo cedió al chino Gálvez Orrego, amigo inseparable desde los días de Trujillo.”

Ernesto More, Vallejo en la encrucijada del drama peruano.

SEIS:

Hôpital La Charité

Ubicado en el ángulo del boulevard Saint Germain y la rue des Saints-Pères. Actualmente en ese espacio se halla la UFR Biomédicale de la Universidad París V. Según carta de Vallejo dirigida a Pablo Abril de Vivero el 18 de octubre de 1924, en ese hospital fue operado de una hemorragia intestinal y convaleció en la sala Boyer, cama 22.

“Se presume que en los días de convalecencia escribió los poemas El buen sentido,Las ventanas se han estremecido y La violencia de las horas. Al primero de estos poemas corresponde el pasaje: “Hay, madre, en el mundo un sitio que se llama París. Un sitio muy grande y muy lejano y otra vez grande.”

Américo Ferrari, César Vallejo, Obra poética.

SIETE:

11 avenue de l’Opera. 75001 – París

En los años 20 en esa dirección de hallaba el Bureau des Grands Journaux Iberoamericain.

“Ansiosamente espero noticias suyas. Hoy estamos a 8 de junio y no sé cómo haré mi viaje a Madrid o si tendré que quedarme aquí, por falta de recursos. Además, como ya le he escrito, en Les Grands Journaux me han dado un pequeño sueldo, que bien quisiera yo unirlo a lo de España (una beca para seguir estudios de Jurisprudencia en Madrid) para hacerme unos francos que me permitan vivir en París.”

Carta de Vallejo dirigida a Pablo Abril de Vivero el 8 de junio de 1925

César Vallejo, Correspondencia completa.

OCHO:

20 rue Molière 75001

Hotel Rivoli. (Hotel Richelieu)

La Embajada del Perú colocó en la fachada del hotel una placa recordatoria del tránsito de Vallejo por el lugar.

“En 1925 Vallejo va a vivir en el Hotel Richelieu, en la calle Molière, muy cerca del Teatro de la Comedia Francesa y de la plaza del Palais Royal. Desde la ventana de su hotal conoció a  Georgette Phillipard, su futura mujer.” Ella residía en el cuarto piso del número 19 de la misma calle.

Américo Ferrari, César Vallejo, Obra poética.

NUEVE:

15 rue Delambre. 75014 – París.

Hotel des Ecoles

Los primeros dos años de la vida de Vallejo en París fueron muy difíciles debido a su escaso conocimiento del idioma y a la carencia de un trabajo fijo. En ese período vivió alojado por la generosidad de algunos amigos, entre otros el generoso y ahora olvidado Fernando Ibáñez.

“París, jueves 31 de enero de 1924

Mi querido Pablo:

Me hallo sin un céntimo, completamente pobre. Le ruego que, si le es posible, me proporcione algo mañana viernes 1º de febrero, lo más temprano que usted pueda. Algo siquiera, Pablo. Puede usted enviármelo en un neumático al Hotel des Ecoles, a nuestro amigo Fernando Ibáñez, que vive ahí. Que diga en el sobre: “Para Vallejo”, rue Delambre. Arr. 14. Número del hotel 15. Usted lo conoce.”

Carta de Vallejo dirigida a Pablo Abril de Vivero.

César Vallejo, correspondencia completa.

DIEZ:

Rue de la Lune. 75002

Esta calle sigue el recorrido de la antigua muralla de la época de Louis XIII. Comienza a la altura del número 5 del boulevard Bonne-Nouvelle, cerca de la Porte de Saint Denis, y termina 267 metros al oeste, en el número 36 de la rue Poissonnière. César Vallejo alude a esta calle en su poema París, octubre 1936:

De todo esto yo soy el único que parte.

De este banco me voy, de mis calzones,

de mi gran situación, de mis acciones,

de mi número hendido parte a parte,

de todo esto yo soy el único que parte.

De los Campos Elíseos o al dar vuelta

la extraña callejuela de la Luna,

mi defunción se va, parte mi cuna,

y, rodeada de gente, sola, suelta,

mi semejanza humana dase vuelta

y despacha sus sombras una a una.

Y me alejo de todo, porque todo

se queda para hacer la coartada:

mi zapato, su ojal, también su lodo

y hasta el doblez del codo

de mi propia camisa abotonada.

César Vallejo, Obra poética.

ONCE:

Jardín des Tuileries.

El emplazamiento del actual Jardín des Tuileries fue en el pasado espacio donde existieron varias fábricas de tejas, de “tuiles”, de donde le viene el nombre. En el poema Las ventanas se han estremecido Vallejo alude a una tempestad que se abate sobre ese jardín y, por extensión, sobre toda la ciudad.

“Es el huracán. Un castaño del jardín de las Tullerías habrase abatido, al soplo del viento, que mide ochenta metros por segundo. Capiteles de los barrios antiguos, habrán caído, hundiendo, matando.”

César Vallejo, Obra poética.

DOCE

Café de la Paix

En la esquina de la Place de l’Opéra – Boulevard des Capucines. 75009 – París.

No lejos se hallaba el hotel en el que residía Vallejo en 1924, así como la oficina de Les Grand Journaux Iberoamericin donde trabajaba.

“La muchacha lo espera en una esquina de la avenida de la Opera, y juntos van a tomar unos helados en el Café de la Paix. Ella, Georgette, le dice que se llama Hirondelle (en castellano, esta palabra significa golondrina) y que le gustaría volar; sólo volar, hasta la China y más allá por el este, o hasta el Perú y más allá por el oeste.”

Armando Bazán, César Vallejo: dolor y poesía.

TRECE

Place du Colonel Fabien, 75010 – París

Hasta 1945 esta plaza se llamaba Place du Combat. Después de la Segunda Guerra Mundial se le cambió de nombre en memoria del resistente Colonel Fabien.

“César tenía sus buenos contactos. Se había afiliado a la asociación “Amigos de Spartacus” y a “Juventudes amigas de la URRS” –o algo por el estilo- y asistía a representaciones cinematográficas rusas en la “Internationale de l’Enseignement”, institución subvencionada por Moscú, sita en la Place du Combat.”

Juan Larrea, Aula Vallejo.

CATORCE:

32 rue Sainte Anne.

Hotel Sainte Anne

Esta calle es una paralela a la rue Molière donde se hallaba el Hotel Richelieu en el que residía Vallejo, en frente del domicilio de Georgette, su futura esposa; para evitar conflictos con la madre de la joven que se oponía a esas relaciones, Vallejo decidió mudarse al Hotel Sainte Anne.

“La viuda (madre de Georgette) asomada casualmente a su ventana en horas matinales, pudo ver que el absurdo pretendiente de su hija (Vallejo) salía a la calle con una valija, para desaparecer al cabo de unos minutos por la gran avenida… Diez minutos después de la partida, Vallejo se instalaba en una pequeña habitación de otro hotel, edificio Nº 23 de la rue Sainte Anne, paralela de la del Richelieu…”

Armando Bazán, César Vallejo: dolor y poesía.

QUINCE:

14, avenue Charles Floquet. 75007 – París

En esta dirección residió el poeta José Bergamín, prologuista de la primera edición en España de Trilce (Madrid,1930).Durante la guerra civil española, Bergamín fue nombrado Consejero Cultural de la Embajada de España en París. Vallejo frecuentó no sólo este domicilio sino también la Oficina de Cultura Española de la avenida Georges V durante la organización del Comité Iberoamericano para la defensa de la República Española y la preparación del boletín “Nuestra España”.

“Bergamín cambió de casa en París. Ahora, su dirección es: 14 avenue Charles Floquet. Su teléfono: Ségur 55-04. Es muy posible que Bergamín se ausente por unos días, apenas llegue de Holanda.”

Carta de Vallejo a Juan Arrea del 17 de febrero de 1937.

César Vallejo, Correspondencia completa.

DIECISEIS:

14 rue de Chauteaubriand, 75008 – París.

Ubicación de la antigua Legación (Embajada) del Perú. Ahí, el 28 de julio de 1923, Vallejo se volvió a encontrar con el poeta y diplomático Pablo Abril de Vivero a quien había conocido en Lima por intermedio de José Carlos Mariategui (el creador del socialismo en el Perú). Esa era la dirección que daba a sus corresponsales de Lima y de otros lugares para recibir su correspondencia.

“Mi dirección:

Monsieur César Vallejo

Legation du Pérou

14 rue Chateaubriand (8º)

Paris.

Mis caricias y ternuras”

Carta manuscrita de Vallejo dirigida a su hermano Víctor Clemente en papel membretado del Hotel Odessa.

César Vallejo, Correspondencia completa.

DIECISIETE:

3, boulevard Edgard Quinet, 75014 – París.

Cimitière de Montparnasse

El 3 de abril de 1970, los restos de César Vallejo fueron trasladados desde el Cementerio de Montrouge (43 avenue de la République – 92120 Montrouge) al cementerio de Montparnasse. Su tumba está ubicada  en la 12º División, 4º Línea del Norte, Nº 7.

Sobre ella figura el epitafio: “He nevado tanto, para que duermas.” firmado por la viuda.

https://elcomercio.pe/eldominical/publican-manuescritos-poemas-prosa-vallejo-ecpm-noticia-674443

¡Urgente, otra mirada!

Publicado: marzo 23, 2022 en Uncategorized

El proceso de deterioro de las instituciones se debe, muchas veces, a que los integrantes de las mismas no están a la altura de las circunstancias. El Tribunal Constitucional peruano (TC) ha sido siempre manejado con criterios políticos si no miremos a quienes lo integran, por lo general, juristas de dudosa trayectoria académica y de mucho peso político, el reciente fallo donde amparan el habeas corpus que liberan al expresidente Fujimori de un ilegal indulto lo dice todo. Recuerdo que en el período de Fujimori este tribunal estaba aupado por el oficialismo de entonces. Estas características del TC contribuye a que sus fallos adolezcan de frescura académica- bueno, el TC español tampoco es de los mejores por el peso político de sus integrantes. Estos tribunales que funcionan en democracias de baja o de media intensidad se traduce en la práctica en el mangoneo político de los partidos. Esto no exime que de vez en cuando hagan un fallo relevante, es una excepción de confirma la regla. El actual TC peruano tiene un apreciable peso conservador, no sólo político sino también en ideas con relación al derecho. La preocupación como amazónicxs es que esta curia va a resolver el caso de acceso al agua potable y medioambiente de los Asentamientos Humanos de Punchana en Loreto. Hace unos días fallaron en mayoría contra la consulta previa, libre e informada de parte de los integrantes de Pueblos indígenas. Cuando uno lee el fallo de los tres magistrados de la mayoría está impregnado de cierta pereza intelectual, señalan lo que no está en la Constitución no existe en el mundo. Es decir, dan un portazo a la creación jurisprudencial que viene desde los pretores romanos como nos señala la historiadora del derecho, Tamar Herzog – quizás sea mucho pedir que lean la tradición jurídica. Este mismo razonamiento del tridente conservador lo tuvieron los magistrados en mayoría de la tremenda Corte de Loreto en la caso de los Asentamientos Humanos de Punchana, no vieron más allá del expediente, eso es lo peligroso y preocupante del fallo sobre la consulta previa. En ambos fallos en el de Punchana de la Corte de Loreto y del TC por el caso de la consulta previa, curiosamente, las que añadieron la cuota de imaginación jurídica fueron las mujeres que componían el tribunal, los hombres, lamentablemente, con miras cortas. Ellas fueron más allá del expediente, razonaron de manera diferente poniéndose en los zapatos de los recurrentes. Está muy claro, que la administración de justicia constitucional y ordinaria necesita de otras aproximaciones, de otras sensibilidades.

P.D. Los reproches al TC en el caso de la consulta previa también alcanzan a la pretensión vía el amparo de los recurrentes. Es una amalgama jurídica de tufo antropológico, como me decía un amigo abogado, que no se traduce o no tiene correlato jurídico. Han debido afinar más los argmuentos.

Jorge Nájar Kokally

Recuerdo que en mi primer viaje a París, una de mis prioridades era visitar el sepulcro de César Vallejo, no resultó fácil la romería, pero llegamos con F. Caía una persistente llovizna que nos hizo asomar la duda de nuestros propósitos, pero no bajamos los brazos. Con las gotas encima y luego de escorzar caminos, llegamos a la tumba. Fue un silencioso y rendido homenaje en medio del aguacero.

Hace unos días leyendo las noticias nos topamos que un poeta amazónico había delineado una ruta literaria de César Vallejo en París, son once estancias en diferentes lugares de esa ciudad. El poeta que hizo el trazado es Jorge Nájar, afincado muchos años en la ciudad luz. Los registros de Jorge son muy variados: laureado poeta, incansable novelista, autor de relatos, agudo ensayista, biógrafo exhaustivo de César Vallejo -ha recreado la vida del poeta de Santiago de Chuco, en la novela «César Vallejo, la vida bárbara», cronista de gastronomía amazónica, y también, como ya hemos señalado, ha pergeñado la trocha literaria del vate de «Trilce» en París. Este percorso letterario ha sido en colaboración con el Instituto Cervantes de la capital francesa. Un gran motivo y ocasión para hablar con él:

Como biógrafo y novelista de César Vallejo ¿se podría recorrer París de la mano de las obras de Vallejo?

Ayer justamente fui al Museo Carnavalet, el museo de historia de París, donde vi la exposición: Marcel Proust, un roman parisien. Magnífico documental sobre la vida y la obra del escritor. Ahí se le puede ver en los diferentes escenarios de su obra y de su vida, gracias a los detalles aparecidos en sus novelas, en su epistolario; gracias también a los aportes de la prensa de la época y de los dibujos, caricaturas y óleos y acuarelas de sus amigos, sale a luz su vida y los usos y costumbres de la alta burguesía. Altamente recomendable.

Recorrer París de la mano de la obra de Vallejo resulta más complejo. Vallejo no escribió ninguna ficción sobre su vida en esta ciudad. Su poesía que por su naturaleza es esencia misma de lengua y vida no entra en los detalles de fijar lugares y protagonistas, salvo en momentos excepcionales. Pero si se lee atentamente el epistolario publicado hasta ahora sí hay detalles interesantes, lugares de alojamiento y de trabajo, lugares de grandes bombachas y reuniones, por ejemplo. Si leemos su obra periodística sí reconocemos escenarios y personajes. La vida pública de los actores sociales de la época. O sea, para ir al núcleo de tu pregunta, hay que hacer que converjan todos esos documentos para conseguir armar una ruta.

Trazar una ruta, es delinear y resumir trozos de historias ¿Qué historias en la ruta que pergeñaste sobre Vallejo en París serían dignas de resaltar?

En la Ruta Vallejo hay en efecto trozos de vida muy interesantes: sus relaciones amorosas, sus relaciones de amistad, e incluso sus problemas con la policía de la época. Fruto de todo ese esclarecimiento es «CÉSAR VALLEJO, LA VIDA BÁRBARA» cuya primera edición la realizó la Municipalidad de Trujillo. La segunda edición, emprendida por SINCO Editores tiene además el mérito de venir con documentos fotográficos de la época.

Pueden ver los siguientes link de interés:

https://paris.cervantes.es/FichasCultura/Ficha77781_30_1.htm

https://doczz.es/doc/252601/c%C3%A9sar-vallejo—rutas-cervantes

https://elpais.com/internacional/2019/11/19/actualidad/1574201523_512609.html

La distancia y la escritura

Publicado: marzo 16, 2022 en Uncategorized

Leía con pausa y avidez los diarios de Ribeyro, «La tentación del fracaso», un tocho de más de seiscientas páginas. Lo tenía en mi mesa de noche y trataba de leer con cierta rutina, casi todas los días antes de dormir. No me despegué de él. Ricardo Piglia decía que uno no se despega del texto que está leyendo es porque quiere seguir oyendo la voz que fluye de la lectura. Eso me pasaba con la de Ribeyro y sus diarios. De su vida en diferentes lugares, preferentemente, en Europa; ante todo Ribeyro derrama su gran amor desmedido por la literatura. Es muy curioso que Ribeyro o Vargas Llosa, entre otros, se dicen que son escritores peruanos, pero gran parte de sus vidas lo han hecho fuera de Perú o de la Amazonía – podría ser el caso de Jorge Nájar, Ana Varela o Walter Lingán, por ejemplo, que viven a kilómetros de la floresta y  algunos con un Océano de por medio. Para escribir, la distancia es necesaria muchas veces. Pero esta afirmación, como todas, depende, como en la vida, hay escritores del palustre como Percy Vílchez o Carlos Reyes están muy apegados a la floresta que contra viento y marea siguen produciendo literatura. Una de las ideas que Ribeyro esboza es que la literatura peruana está encajonada a géneros de siempre: novela, cuento, poesía, ensayos…, él es de la opinión que no se explora otros géneros como son los diarios. Los dietarios de Kafka son iluminadores para adentrarse en la intimidad del escritor de Praga. En Perú, la publicación de diarios es a cuentagotas, quizás pesa el pudor tan arraigadamente peruano. En la Amazonía, que es otra gran área cultural, la publicación de diarios es escasa, por no decir, nula, salvo prueba en contrario como aluden las abogadas. Advertir o señalar, ese tono de diario lo hace Marco Antonio Panduro en un texto de reciente publicación ¿Se pudieran imaginar la publicación de los diarios de Ana Varela, Jorge Nájar, Walter Lingán, Carlos Reyes o Percy Vílchez para citar algunos? Seguro que nos depararían muchas sorpresas.

https://elpais.com/cultura/2020/02/05/babelia/1580923526_357779.html

Fotos de Paul Rodríguez Gonzales

En una de las novelas de Enrique Vila- Matas, cita a la biblioteca de los libros fracasados. El dato me dejó pasmado, mira que interesante me dije, de repente podemos mandar algunos libros míos. La biblioteca existe, no es una invención del escritor catalán, es más, tiene una página web y se admiten textos en castellano, creo que hay varios por allí en la lengua de Cervantes. Es la Biblioteca Brautigan. Seguro que la Brautigan Library puede animar (nos) a muchos escritores o escritoras a enviarle libros. Es un tipo de biblioteca de los libros fracasados o fallidos, pero hay otras que apostillamos en esta crónica- el escritor francés, David Foenkinos, ha publicado la novela «La biblioteca de los libros rechazados», que también ha sido llevada al cine. En sus peregrinaciones librescas por la floresta, el profesor y activista de la lectura, Paul Rodríguez Gonzales, se ha topado con una seductora historia en la biblioteca del Vicariato Apostólico de Requena en Orellana. En el pueblo de Paul, Orellana, distrito de Vargas Guerra, en el río Ucayali, a tres horas de Contamana aguas abajo en un rápido, fue a visitar a una de sus profesoras del colegio. Ella es la hermana Victorina Galdeano, natural de Navarra, España (quien sale en una de las imágenes). En su visita a Victorina, Paul aprovechó para tomar unas fotos donde nos muestra unas librerías con libros, pero por lo que cuenta Paul y la hermana, son los estantes de una biblioteca que está dormida -¿estará descansando en sus purmas?- porque no tiene lectoras – es una variante de la biblioteca que apostilló Vila- Matas, de los libros fracasados; esta es la biblioteca de los libros dormidos bajo un velo blanco que la protegía. Ya sabemos que un libro sin lectores es una máquina sin conectar, decía Umberto Eco. Lo interesante sería que esta biblioteca no esté dormida, que se reanime con lectores, que haya préstamos, que se incorporen otros libros, que sea un espacio donde la gente cuente sus historias. Habrá que despertarla de sueños a la biblioteca ¿Algún orellanino o orellanina se anima?

P.D. La nota de Paul con Victorina Galeano la pueden ver aquí: https://m.facebook.com/story.php?story_fbid=669669564295541&id=100011408510785

Esta biblioteca de Orellana, era dirigida por el sacerdote alicantino, José María Palací Garrido, quien falleció en 2010.