Archivos para agosto, 2021

Gracias, Tito

Publicado: agosto 25, 2021 en Uncategorized

Uno de los empeños de mi padre era que leyéramos desde que éramos muy pequeños. Se cargo de paciencia en esa tarea de largo aliento. Leíamos juntos algunas novelas, nos contaba sus hazañas recreadas literariamente, gran narrador oral como mi madre, a él le cuesta reconocer esa virtud porque se reconoce como un hombre práctico. Es decir, que ambos en casa se empeñaban en que nuestra imaginación estuviera encendida, floreciera. Añadía ese tesón a la implementación de la biblioteca de casa, recuerdo una colección de ciencias que leía con cierta asiduidad. No solo en la escuela sino también cuando estábamos en la universidad, mi padre se compró una colección de novelas de distinto peso literario. En mi adolescencia en Illa Gran no tenía con quien comentar lo que leía fuera de casa o el círculo de patas era muy pequeño. Estando en cuarto de secundaria tuve la suerte de compartir la clase de Literatura con Tito Arias, sí, el enseñaba esa materia escolar. Mis referencias de Tito, sabía que era un jugador del CNI de Iquitos, uno que destacaba por sus tiros de esquina con sabor a gol, goles olímpicos se decía en mi época. Nuestra clase no era, digamos así, muy pacífica. Éramos unos adolescentes muy complicados, con la testosterona alborotada. En mi primer día observé una bronca a cara de perro entre dos compañeros, con rotura a patadas de una puerta. En ese contexto aparece Tito Arias enseñando Literatura. Para mí fue un bálsamo en ese páramo tropical, es más, fue una de las primeras veces que sentí mucho apego por la escritura, que se podía ser escritor. El promovía discusiones sobre los textos leídos, que no eran nada fáciles por la dispareja fuerza de la clase. Él perseveraba en ese empeño, recuerdo con el Chino Pereira, en los tiempos muertos, nos recitábamos balbuceos que nosotros pensábamos que era poesía. No tuve nunca la oportunidad de agradecer a Tito, valgan estas líneas. Lo digo porque está próximo a publicarse un ensayo sobre la experiencia lectora en la floresta que de alguna manera también se lo debo a Tito quien apuntaló, de manera inconsciente y sin querer, en esa tarea. Fue su mejor gol olímpico.

https://www.bloghemia.com/2021/08/noam-chomsky-todavia-no-se-puede.html

https://www.eldiario.es/aragon/cultura/bunuel-maleta-viaje-recorrido-vital-cineasta-calandino-traves-objetivo-miguel-sebastian_1_7197973.html

Todos nosotros somos unos soñadores, inservibles para la vida cotidiana

W.G.Sebald

Recuerdo que en la universidad, leía y subrayaba en los márgenes de los folios, con mucha entrega un libro pergeñado por Fernando de Trazegnies sobre la responsabilidad extracontractual, es uno de los mejores libros de Derecho escrito en Perú, repujado con mucha creación, reflexión y sabiduría. De Trazegnies apostillaba sentencias sobre determinadas situaciones que explicaba en el libro, entre las sentencias que citaba estaba una de daños y perjuicios producidos en los cines de Iquitos por la algarada en los precios de las entradas. Sí la memoria no me falla en esta edad provecta,  el dueño de los cines demandó al Estado por daños y perjuicios, al no prevenir estos. Esto como dato de la realidad y del derecho. Citar que el cine es un elemento de la modernidad que irrumpe en la selva con éxito, el cineasta brasileño- portugués, Silvino Santos, hizo una película para “blanquear” la sevicia del Putumayo por encargo de Julio C. Arana. Así el escritor Percy Vílchez Vela, ha tomado ese dato de la realidad, de las algaradas contra los cines en Iquitos, para crear una novela descacharrante de amores imposibles en los trópicos, de apegos platónicos entremezclados con la imagen rutilante y fugaz de la actriz amazónica, Ofelia Montesco. La ironía es uno de los recursos literarios y emocionales, recordemos que Miguel de Cervantes lo usó a lo largo de El Quijote, que recurre Vílchez para describir la ciudad de Iquitos, Percy lo maneja dosificadamente. La ironía atraviesa la historia de principio a fin. No es de un humor fácil, es un humor que luego de reírnos te das cuenta la miseria en la que nos encontramos, nos retrata de cuerpo entero sin ofendernos – recuerdo una venada tropical el manifiesto de los ambientalistas locales  mostrando su júbilo por la construcción de la carretera Iquitos- Nauta. Los personajes de márgenes viven envueltos en sus delirios en la realidad de la novela. Él más, Orestes Bardales – bardales significa, obstáculo, barrera, en ese sentido, el personaje tiene un badén para transformar sus obsesiones en algo concreto, es casi es un problema psiquiátrico. Bardales se enamora de las divas del cine de Hollywood o del cine mexicano de entonces, quizás esa obsesión por Ofelia y otras musas del celuloide sea su tabla de salvación al vivir en una ciudad de la maraña. Es el tubo de escape ante la decrepitud. En la misma situación de Bardales con la realidad está su mujer, Olinda Pinedo y otros protagonistas, como el policía que se hace pasar por mendigo en los basurales de la ciudad y que adora a Laura Antonelli, grande attrice italiana. Al mismo tiempo, siendo un marchamo en las creaciones de Vílchez, lo podemos ver en «Inquilinos de las sombras», a lo largo de la novela apela a la memoria histórica de la ciudad que cada día camina hacia el olvido. La revitaliza como la descripción de ciertos bienes culturales. Es una novela corta, la de Vílchez, que nos sacará seriamente más de una sonrisa porque nos muestra lo que somos.

Jorge Riechmann: “Consumimos el planeta como si no hubiera un mañana”

El héroe del pueblo

Publicado: agosto 11, 2021 en Uncategorized

Habíamos planeado ir unos días para descansar fuera de Madrid en este estío, unos días al margen de la rutina viene al cuerpo y alma de perlas. El exceso de información es parte de este estrés diario. El pueblo escogido era en La Mancha, en Castilla  La Mancha, Oropesa de Toledo. Nos fuimos en tren – hay que preservar la huella ecológica en lo posible, si se puede, en esta sociedad donde el carro debe ir hasta yo quiera. De la estación de tren a unos minutos caminando estaba el hotel, es un edificio de valor cultural, al lado, de un viejo castillo de igual importancia cultural de un periodo histórico en esta parte del reino. Decidimos garbear por las calles del pueblo, angostas, daba la impresión de una antigua judería, apenas se registra el rastro sefardita. En el hotel vimos una placa conmemorativa que se refería a Francisco Álvarez de Toledo, quinto virrey de Perú, ocupó el cargo por once años y meses. Entonces, agucé más mis instintos. Sí, era el famoso virrey Toledo de la historia peruana, aquí era el héroe del pueblo. Eso de héroe depende del ojo con que se mire. Entre los pergaminos del Virrey Toledo estaba, nada menos, que había aplacado con sevicia la insurrección de Túpac Amaru. Sabemos los peruanos como terminó José Gabriel Condorcanqui en manos de este súbdito de la corona, despedazado cruentamente. Con el añadido, del abuso de la mita minera, de la formación de la reducciones de indios, de la instalación del tribunal de la Inquisición entre otros.  Es más, luego de estar en las Américas, se hizo construir una iglesia para que sea enterrado allí, pero la vida siempre da puntadas, finalmente, no se cumplió su deseo, hoy es un edificio rehabilitado donde se hacen fiestas y otros eventos. Pero donde uno va se acuerdan de él. Es un pueblo pequeño que depende mucho del turismo, por la parte central de sus calles se ve algunos recuerdos a muchos de sus paisanos que fueron a las Américas en la época colonial. Además, según las placas recordatorias están hermanados con el pueblo de Oropesa del Cusco. Sin querer nos topamos con el héroe del pueblo.

Sprint final

Publicado: agosto 4, 2021 en Uncategorized

Para muchos es el momento más difícil de la publicación. Brotan los insomnios, gruñes con uno mismo. Estas en un estado de crispación o de puerco espín como le llamo. Se está pendiente de los detalles, de las comas, de los guiones o las rayas, de una frase que debe ser burilada una y otra vez. Flaubert recomendaba que después de cada párrafo uno leyera en voz alta, se corrige mejor. Para Enrique Vila- Matas es el momento más importante del libro. Apelas a todas las recomendaciones y panoplias para esta fase final. Es un trabajo extenuante, llegas hasta paralizar las lecturas y escrituras en la que estás inmerso. Te entregas de lleno, sin pausa. Vuelves a releer el párrafo, la palabra antes escogida suena diferente a la de ahora, y dale otra vez a corregir. Pespunteas con otras miradas. Buscar cerrar los últimos flecos. La escritora Irene Vallejo encuentra una relación entre la escritura y las labores de confección si no miremos el uso de las palabras que se usan: flecos, tramas, entretejer…. No es solo escribir una obra sino el proceso después para el libro llegue a las manos de las lectoras o lectores. La entrega al editor pasa por una criba previa, el editor tiene, con todo derecho, sus lectores o lectoras que opinan sobre la obra. Son opiniones válidas. Después, lo toma un corrector que hace las acotaciones de estilo y le da un valor añadido, si se puede, a la obra. Y el libro sigue su caminho. No se detiene, mientras tanto han pasado unos meses, casi seis o más. Luego de la revisión pasa al diagramador quien plasma como quedaría el libro, y seguimos corrigiendo, sí te topas con un diagramador o diagramadora que le gusta la escritura, te advierte de algunos gazapos. Es un trabajo que no termina. Después de la publicación y lees lo publicado puedes encontrar algunos yerros. Algunos escritores y escritoras opinan que después de publicado no revisan más el libro, no es mi caso, el libro sigue vivo.

Italia: La fuerza de la pasión

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